Condenados siete grapos contra los que declararon testigos ocultos

La Audiencia Nacional ha impuesto penas que suman 171 años de cárcel a siete miembros de los GRAPO que en 1990 atentaron contra la refinería de Repsol en Tarragona y planearon el secuestro de un empresario en Madrid. El juicio, celebrado en abril, estuvo precedido por las amenazas que recibieron varios testigos, vecinos del piso en el que fueron detenidos varios acusados. El tribunal ha dado validez a sus declaraciones, que los testigos hicieron quedando ocultos para los acusados y el público, aunque no para los letrados de la defensa.La sentencia impone, por delitos de terrorismo, tenencia de...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La Audiencia Nacional ha impuesto penas que suman 171 años de cárcel a siete miembros de los GRAPO que en 1990 atentaron contra la refinería de Repsol en Tarragona y planearon el secuestro de un empresario en Madrid. El juicio, celebrado en abril, estuvo precedido por las amenazas que recibieron varios testigos, vecinos del piso en el que fueron detenidos varios acusados. El tribunal ha dado validez a sus declaraciones, que los testigos hicieron quedando ocultos para los acusados y el público, aunque no para los letrados de la defensa.La sentencia impone, por delitos de terrorismo, tenencia de armas de fuego y de explosivos, 46 años de cárcel a Jesús Cela Seoane; 41 años a Olga Oliveira Alonso; 27 años a Laureano Ortega Ortega; 25 años a Guillermo Vázquez Bautista; 20 años a María Jesús Romero Vega; nueve años a Javier Calcerrada Fornielles y cinco meses -por uso público de nombre supuesto- a Encarnación León Lara.

Según la sentencia, Laureno Ortega, Olga Oliveira y Jesús Cela colocaron tres artefactos en la conducción de metano de Repsol y la explosión causó daños valorados en 400 millones. Los otros miembros del grupo planearon el secuestro de un empresario inmobiliario de Madrid por el que esperaban obtener entre 300 y 500 millones de pesetas, pero confundieron su vivienda con la de un jubilado de modestos medios económicos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En