Reportaje:

Catálogo de obras de un tal ¿'Arespacoqué'?

El tiempo dio la razón a los rotativos madrileños que aseguraron que detrás de la dimisión del alcalde Juan de Arespacochaga, el 28 de febrero de 1978, había alguien moviendo hilos.Hoy, el ex alcalde de Madrid reconoce abiertamente la intervención de Adolfo Suárez, entonces presidente del Gobierno. "Suárez ya me había dado un toque antes", recuerda el ex regidor De Arespacochaga, "la segunda vez que me llamó fue para ofrecerme una embajada que nunca me dio. No me seducía la idea, pero vi un gran empeño en que no siguiera, así que decidí dimitir".

De sus sucesores reconoce no tener devoc...

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El tiempo dio la razón a los rotativos madrileños que aseguraron que detrás de la dimisión del alcalde Juan de Arespacochaga, el 28 de febrero de 1978, había alguien moviendo hilos.Hoy, el ex alcalde de Madrid reconoce abiertamente la intervención de Adolfo Suárez, entonces presidente del Gobierno. "Suárez ya me había dado un toque antes", recuerda el ex regidor De Arespacochaga, "la segunda vez que me llamó fue para ofrecerme una embajada que nunca me dio. No me seducía la idea, pero vi un gran empeño en que no siguiera, así que decidí dimitir".

De sus sucesores reconoce no tener devoción alguna por Enrique Tierno Galván. Muestra un especial afecto por Juan Barranco, su sucesor ["quizá el que tengo por toda la gente humilde que se esfuerza, pero no le veo con entidad suficiente"], y se deja llevar por el cariño al hablar de José María Álvarez del Manzano, actual regidor de la capital de España. "Yo le auguré cuando era delegado mío que sería alcalde de Madrid. Ahora le vaticino en su segundo mandato que lo va a hacer mucho mejor que en éste".

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Trabalenguas

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La profusión silábica de la genealogía vasca de Juan de Arespacochaga ha sido para muchos un auténtico trabalenguas. El apellido del alcalde no era una excepción, y algunos periodistas de la época, haciéndose eco de las dificultades de pronunciación de los madrileños, acuñaron rápidamente un alias, ¿Arespacoqué?

En dos años, el alcalde de dilatado y vasco apellido dio la concesión definitiva para el futuro centro comercial Madrid 2 de La Vaguada; acondicionó los terrenos para llevar a donde está el vertedero de Valdemingómez; concluyó la construcción de los aparcamientos de la calle de Almagro, plaza de Olavide y calle de Marqués de Urquijo.

Cedió el terreno para la construcción de la mezquita de la ronda de circunvalación M-30 e inauguró la reforma de la plaza de Colón, legado de Carlos Arias Navarro. Madrid contó durante su mandato con el primer centro cultural, el de la Villa, y recuperó, tras 20 años de cierre, el museo y la biblioteca municipales. También durante su mandato se iniciaron las obras de rehabilitación del Cuartel del Conde Duque.

Su faceta más dura salió a relucir al militarizar la Empresa Municipal de Transportes (EMT), responsable de los autobuses municipales, ante la huelga de los trabajadores de la compañía.

De aquella discutida y contestada decisión como alcalde de Madrid no se arrepiente ahora el ex primer edil Juan de Arespacochaga. "Evitó una situación peligrosa de prepotencia comunista, ahorrando además molestias a los madrileños, que viajaron gratis durante tres días", cuenta en su libro.

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