Los convocantes de la marcha antichirimbolos preparan 3.000 'muebles urbanos personales'

Los convocantes de la manifestación del sábado contra los muebles urbanos -a los que popularmente se llama cachivaches, trastos, chirimbolos, armatostes y chismes- alegan razones estéticas, disparates ecológicos, la recuperación del espacio para pasear y la negativa a convertir Madrid en un panel publicitario. El Club de Debates Urbanos, organizador de la marcha, ha preparado 3.000 capirotes denominados muebles urbanos personales.

"Los del Ayuntamiento se han superado a sí mismos, ellos son feos, pero los cachivaches son aún más feos que ellos", afirmó ayer el cantante Ricardo Solfa, qu...

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Los convocantes de la manifestación del sábado contra los muebles urbanos -a los que popularmente se llama cachivaches, trastos, chirimbolos, armatostes y chismes- alegan razones estéticas, disparates ecológicos, la recuperación del espacio para pasear y la negativa a convertir Madrid en un panel publicitario. El Club de Debates Urbanos, organizador de la marcha, ha preparado 3.000 capirotes denominados muebles urbanos personales.

"Los del Ayuntamiento se han superado a sí mismos, ellos son feos, pero los cachivaches son aún más feos que ellos", afirmó ayer el cantante Ricardo Solfa, quien se ha sumado a la petición para que "retiren los trastos, por razones estéticas".La convocatoria para el próximo sábado 20 de mayo a las doce de la mañana en la plaza Mayor emana del Club de Debates Urbanos -formado principalmente por arquitectos-, y tiene como lema Por favor, señor alcalde, retírelos. Entre otras organizaciones, se han sumado a la convocatoria la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos, los ecologistas de Greenpeace y Aedenat, y asociaciones de universitarios. Además, cuentan con el apoyo de la Unión de Actores.

Aedenat denuncia que bajo un aparente objetivo medioambiental se esconden desaguisados: "Tanto tirarse el rollo de ecologistas y hacen un disparate tras otro", dicen. Desde el Club de Debates Urbanos cuentan que en la manifestación se van a distribuir 3.000 capirotes, sobre cartulina troquelada, que reproducen muebles urbanos. Los manifestantes se los colocarán en la cabeza a modo de penitentes y con espacio disponible para publicidad: "Todos llevaremos nuestros muebles urbanos personales", dice Ricardo Aroca, presidente del club y director de la Escuela de Arquitectura.

"Se recogerán dos pesetas por persona, que es lo que recibimos los madrileños en compensación por tener los chirimbolos, frente a los 17.000 millones que obtendrá Cemumasa por la concesión de explotación de los aparatos", dice Aroca, para dejar claro al alcalde que, "si es por dinero, que no quede".

Los convocantes han elaborado un manifiesto en el que se hace un repaso por lo que consideran las deterioradas calles de Madrid: "Los ciudadanos le hemos confiado nuestro Madrid y usted lo ha vendido (sólo un poco). Señor alcalde, por favor, recoja todo lo que quiera, pero sin publicidad; retire los cachivaches y, si es por dinero, no se preocupe...". El recorrido parte de la plaza Mayor hacia la plaza de la Villa -donde se leerá el manifiesto y se entregará en el Ayuntamiento un anticipo de las pesetas recogidas-, para continuar hacia la Puerta del Sol. Allí se prevé dar 14 vueltas al tornillo (el pedestal que sustenta la estatua de Carlos III, y al que es preciso rodear 14 veces para leer la inscripción esculpida en él).

Personalidades antitrastos

A la protesta del sábado contra los muebles urbanos se han sumado numerosas personalidades, de diferentes campos de la vida social. Entre ellas destacan los pintores Rafael Canogar, Juan Genovés, Luis Gordillo, Sigfrido Martín Vegué y Lucio Muñoz; los escritores Juan José Millás y Antonio Muñoz Molina; los fotógrafos Alberto García Alix, Ana Müller y Alberto Schommer; los directores teatrales José Carlos Plaza y Adolfo Marsillach; los actores Pedro María Sánchez y Paca Gabaldón; la galerista Soledad Lorenzo; el historiador Tomás Llorens, y los arquitectos Antonio Fernández Alba y Luis Fernández Galiano, entre otros.El escritor Javier Marías ha redactado un texto, con motivo de la convocatoria, en el que afirma que los chirimbolos dificultan aún más cualquier simulacro de paseo: "Impiden la visión no sólo de la ciudad, sino de los cruces y los semáforos; son una trampa para caminantes; obedecen sólo a intereses espurios y mercantiles; son un obstáculo y son repugnantes (esto último, pero sólo esto último, en mi modesta opinión)".

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