Los secuestradores del joyero descuartizado creían que manejaba una amplia fortuna

Andrés Crespo Arias, el joyero secuestrado y descuartizado por una pareja de charcuteros argentinos, no tenía patrimonio suficiente como para reunir el millón de dólares (122 millones de pesetas) que le exigían por su liberación. Tanto su familia, sus amigos, como la policía confirmaron que su patrimonio no alcanzaba esas cifras millonarias. En cambio, los secuestradores, José Roberto Morales, de 5 1 años, y su compañera, Alcira Susana Calvito, de 42, creían que podría reunir el dinero del rescate, según fuentes de la investigación dirigida por la Brigada de la Policía Judicial.

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Andrés Crespo Arias, el joyero secuestrado y descuartizado por una pareja de charcuteros argentinos, no tenía patrimonio suficiente como para reunir el millón de dólares (122 millones de pesetas) que le exigían por su liberación. Tanto su familia, sus amigos, como la policía confirmaron que su patrimonio no alcanzaba esas cifras millonarias. En cambio, los secuestradores, José Roberto Morales, de 5 1 años, y su compañera, Alcira Susana Calvito, de 42, creían que podría reunir el dinero del rescate, según fuentes de la investigación dirigida por la Brigada de la Policía Judicial.

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Según Juan Antonio González, jefe de la Brigada de Policía Judicial, durante las relaciones que mantuvieron la víctima y los secuestradores (tenían negocios anexos), "Andrés seguramente creyó que tenía bastante dinero".A lo largo de las llamadas, los secuestradores, con el rehén ya descuartizado en la sierra, reclamaron con vehemencia el millón de dólares. La familia les explicaba siempre que no disponían de esa cantidad. Siguiendo las instrucciones de la policía, los parientes pidieron tiempo para reunir dinero. En la última llamada, efectuada el miércoles por la tarde, los secuestradores aceptaron sólo la mitad del botín (61 millones de pesetas).

Para la Brigada de Secuestros encargada de la investiga ción, el móvil de este suceso está claro. "Fue sólo por cuestiones económicas. La víctima tampoco mantenía deudas con los secuestradores", manifestó el jefe de la Brigada de la Policía Judicial. Según los agentes, los delincuentes nunca llama ron a las fábrica de joyas Vadacris, SL, donde trabajó Andrés como director comercial hasta enero de este año.

Los detenidos siempre comunicaron directamente con la familia y fijaron la fecha de la entrega para el miércoles 19. Los propios agentes de la Brigada de la Policía Judicial prepararon el dinero en billetes de 50 y 100 dólares. Sin embargo, el canje no se produjo. "Se frustró por culpa de los secuestradores", según la investigación.

Los únicos implicados en el caso son la pareja de argentinos, según la policía. "Ellos son los autores, y no podían poner en libertad a Andrés porque enseguida los iba a reconocer", indicaron los agentes. Los detenidos sólo confiesan que emitieron los comunicados a la familia y que trasladaron las bolsas de plástico con los restos despedazados de Andrés desde su domicilio de La Moraleja hasta la finca de Los Pradillos, en la carretera de Cercedilla, a Guadarrama. Según la investigación, los secuestradores, propietarios de una charcutería, no padecen ninguna enfermedad psíquica. "Actuaron conscientemente y diseccionaron el cadáver de Andrés en miles de trozos siguiendo las articulaciones de su cuerpo, y cortadas cada una de las vísceras", precisó el jefe de la Brigada de la Policía Judicial.

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- Según los funcionarios, la investigación del secuestro no se ha cerrado. Los detenidos todavía no han declarado. A lo largo del fin de semana serán puestos a disposición judicial. Asimismo, la policía ha confirmado que José Roberto Morales disponía de un carné falso de la Policía Federal de Argentina.

La víctima del secuestro, Andrés Crespo, fue despedido del. puesto de director comercial de la fábrica de joyas Vadacris por una reestructuración en la empresa. Desde hace siete meses ocupaba el cargo honorífico de presidente de Asircom (Asociación Sindical de Representantes de Comercios de Madrid). Crespo dirigía desde hace 14 años una empresa de baterías de cocina, también en Madrid. Las oficinas de esta compañía están situadas en la zona de Menéndez Pelayo.

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