Tribuna:

Intervención

Los inversores se vieron sorprendidos en su buena fe ante las nuevas muestras de debilidad del dólar y se abstuvieron de tomar posiciones en los mercados de valores. Las bolsas europeas abrieron en medio de un desconcierto gene ralizado y con una discreta tendencia a la baja. El mercado secundario de deuda, que recortó 12 centésimas en la rentabilidad de algunas emisiones a primeras horas de la mañana, corrigió sus posiciones y al final la mejora fue de tan sólo seis centésimas. Ya por la tarde, el anuncio de intervención concertada de la Reserva Federal, el Banco de Japón y de algunos bancos...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los inversores se vieron sorprendidos en su buena fe ante las nuevas muestras de debilidad del dólar y se abstuvieron de tomar posiciones en los mercados de valores. Las bolsas europeas abrieron en medio de un desconcierto gene ralizado y con una discreta tendencia a la baja. El mercado secundario de deuda, que recortó 12 centésimas en la rentabilidad de algunas emisiones a primeras horas de la mañana, corrigió sus posiciones y al final la mejora fue de tan sólo seis centésimas. Ya por la tarde, el anuncio de intervención concertada de la Reserva Federal, el Banco de Japón y de algunos bancos centrales europeos en apoyo del dólar hizo cambiar las cosas. Los índices se recuperaron a toda prisa y el volumen de contratación pasó, en el mercado español, de 12.000 millones de pesetas a los 19.400 millones del cierre, y todo en cuestión de una hora.

Quedó claro ayer que los inversores sólo ponen dinero con ciertas garantías, aunque si se mantienen estos avances pueden servir de reclamo para la inversión más conservadora. El índice general de Madrid subió al cierre un 0,78%, mientras que el Ibex 35 superaba el nivel del 3.000 al ganar un 0,80%.

Archivado En