Reportaje:

"¡Sí, 'quielo'!"

Ya son seis las parejas japonesas que se han casado en el 'exótico' Chinchón

El ritual ', sí, quiero" fue lo único que se dijo en castellano en la boda celebrada ayer en la capilla del parador de Chinchón (4.000 habitantes). El resto se pro nunció en inglés y japonés. La explicación de tan políglota enlace radica en que se casaban dos vecinos de Nagoya (Japón) y en que el sacerdote era un pastor protestan te norteamericano. "Hemos dado la aprobación en castellano en homenaje a España", explicaba Kozo Makiyama, el novio,. en un titubeante inglés. Y añadía este ejecutivo publicitario de 36 años: "Nos casamos en España porque mi prometida ha estado tres veces aquí y le en...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El ritual ', sí, quiero" fue lo único que se dijo en castellano en la boda celebrada ayer en la capilla del parador de Chinchón (4.000 habitantes). El resto se pro nunció en inglés y japonés. La explicación de tan políglota enlace radica en que se casaban dos vecinos de Nagoya (Japón) y en que el sacerdote era un pastor protestan te norteamericano. "Hemos dado la aprobación en castellano en homenaje a España", explicaba Kozo Makiyama, el novio,. en un titubeante inglés. Y añadía este ejecutivo publicitario de 36 años: "Nos casamos en España porque mi prometida ha estado tres veces aquí y le encanta este país". La novia, Misako Shima, de 28 años y diseñadora de modas, asentía con un coqueto mohín. Lo de ayer -una mezcla de ritos presbiterianos, anglicanos y romanos que James Thomas, el oficiante, denomina "rito ecuménico"- lo hicieron por gusto. La boda legal -por lo civil- ya la celebraron en su país.Los recién casados recorrerán España y Marruecos hasta el 4 de abril. Les acompañarán los padres de la novia, que ayer ejercieron de testigos y fueron los únicos invitados a la boda. A Kozo, el millón de yenes (alrededor del millón y medio de pesetas) que cuesta el bodorrio y la luna de miel le parece "razonable". "En Japón, el precio medio de una boda ronda los seis millones de yenes, por los tres quimonos (trajes típicos) que viste la novia y porque hay que hacer regalos de devolución a los invitados" aseguraba la traductora, Pilar García-Escudero. "Y además, lo nuestro incluye los servicios de traducción, el cura, el alquiler de los trajes, la peluquería y la grabación de un vídeo", apostillaba Joaquín Hernández, responsable de Don Qujote Tours, empresa organizadora del asunto y afincada en Liétor (Albacete).

Con esta boda, ya son seis las parejas japonesas que, desde hace año y medio, se han casado en el parador de Chinchón.

A ojos nipones, la localidad madrileña es tan exótica como lo puede ser Bali para un español. Así al menos lo creen Joaquín Hernández y su mujer, Paquita, que le ayuda en todo. "La idea partió de mi hija Francés, que vive en Japón y conoce la idiosincrasia de sus habitantes", aclaraba Paquita. "Ellos disfrutan con el recogimiento de un lugar como éste, un antiguo convento del siglo XVI" concluía.

Pero lo cierto es que ayer recogimiento hubo poco. Fue la boda. más espectacular organizada hasta ahora. Primero, por el enjambre de periodistas que allí se congregó. "En proporción, hay más periodistas que en la boda de la, infanta Elena", bromeaba José Menguía no, director del parador. Segundo, porque los 30 miembros de la coral de Tobarra (Albacete) acompañaron a los novios.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En