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Ya van conociéndose las propuestas concretas del partido llamado, impelido a gobernar España. Los cinco años de austeridad que se avecinan, por ejemplo. Aunque la austeridad es concepto impreciso, el señor Antonio Gutiérrez, en su rápida y terminante respuesta, ya lo ha concretado. La austeridad siempre afecta a los austeros, no hay que ir más allá. Y hemos conocido también las propuestas del Partido Popular para el teatro. Esas propuestas pueden extenderse al conjunto de la política cultural que el PP diseña. Creo que sé lo que digo: hace meses tuve el placer de compartir mesa y coloquio con ...

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Ya van conociéndose las propuestas concretas del partido llamado, impelido a gobernar España. Los cinco años de austeridad que se avecinan, por ejemplo. Aunque la austeridad es concepto impreciso, el señor Antonio Gutiérrez, en su rápida y terminante respuesta, ya lo ha concretado. La austeridad siempre afecta a los austeros, no hay que ir más allá. Y hemos conocido también las propuestas del Partido Popular para el teatro. Esas propuestas pueden extenderse al conjunto de la política cultural que el PP diseña. Creo que sé lo que digo: hace meses tuve el placer de compartir mesa y coloquio con el señor Miguel Ángel Cortés. Preguntado que fue por sus criterios financiero-culturales, el señor Cortés fue cristalino: la audiencia será el único baremo para cuantificar el apoyo público a la cultura. La estupefacción fue manifiesta entre los comensales, todos, gente muy razonable y atenta. Esa estupefacción le llevó a Cortés a matizar que el patrimonio sí merecería una atención fuera de audiencia. Invitado a extenderse sobre lo que patrimonio significar pudiera, ejemplifico: la catedral de Burgos, o el Liceo, "Con el patrimonio, a muerte", insistió un poco melo.

Así, esto es lo que se avecina. La misma obsesión, corregida y aumentada, que, por ejemplo, ha convertido la televisión pública en un estercolero siempre hay alguna flor de fango- va a regir, si los impelidos arriban, la producción cultural española. No parece una broma: en tres horas de coloquio no oí del señor Cortés ninguna otra idea: audiencia y audiencia. Pues bien: la audiencia es la muerte de la cultura. Yo también me pongo melo. Ni en el más escandaloso fragor liberal, del cual esta barbaridad falsamente se reclama, puede escucharse algo parecido. Sin dinero público no hay cultura, como no hay sanidad ni policía. Hay injusticia y desorden. O sea, casticismo.

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