Declaran los presos que acusan de torturas a seis vigilantes de la prisión de Valencia

"Ahí tengo la herida, los dos puntos en la cabeza", insistió uno de los 23 reclusos que acusan a seis funcionarios de la antigua cárcel Modelo de Valencia de haberles golpeado tras un motín en enero de 1992. "Don Ángel [un funcionario] me abrió la cabeza y luego tiró la tele", añadió el interno, que como sus compañeros ratificó ayer su denuncia en el juicio por torturas que se celebra contra los vigilantes. Varios de los afectados se quejaron de una mala atención médica tras la revuelta y denunciaron presiones por declarar.Golpes en la cabeza, en la espalda y las piernas, traslados a celdas de...

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"Ahí tengo la herida, los dos puntos en la cabeza", insistió uno de los 23 reclusos que acusan a seis funcionarios de la antigua cárcel Modelo de Valencia de haberles golpeado tras un motín en enero de 1992. "Don Ángel [un funcionario] me abrió la cabeza y luego tiró la tele", añadió el interno, que como sus compañeros ratificó ayer su denuncia en el juicio por torturas que se celebra contra los vigilantes. Varios de los afectados se quejaron de una mala atención médica tras la revuelta y denunciaron presiones por declarar.Golpes en la cabeza, en la espalda y las piernas, traslados a celdas de aislamiento y visitas de castigo de madrugada y al día siguiente trufaron ayer el relato de siete internos de la antigua cárcel Modelo de Valencia que acusan de torturas a sus vigilantes. Las presuntas agresiones, por las que se juzga en la Audiencia a seis funcionarios, comenzaron en la madrugada del 3 de enero de 1992 tras un motín que se desencadenó por un apagón.

"Don Ángel, Mortadelo, entró en el chabolo [la celda], gritó ¡fuera todos! y me pegó con la porra, no esperó a que me vistiera", explicó uno interno al que pertenecía uno de los aparatos de televisión estrellados contra el suelo, según su versión, por este funcionario. Ángel C. C fue el acusado más citado por los testigos.

Los funcionarios afirman que aquella noche sólo hubo cacheos y registros de celdas y atribuyen las heridas de los internos a la intervención de los antidisturbios y a las reyertas entre los reclusos. La versión de los presos sobre los cacheos es bien distinta. Dos de ellos, que compartían chabolo en la zona de aislamiento, fueron llevados a porrazos a otra celda., donde permanecieron sobre el suelo mojado hasta la mañana siguiente, según contaron ayer, Otro pasó varios días sin agua acabó bebiendo de la cisterna.

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