Ambición, realismo y poca madurez, caracteres de la juventud británica

Son realistas, ambiciosos y radicales, tienen su primera experiencia sexual a los 17 años, consumen drogas como un producto más y desprecian la política. Éste es el retrato robot de la juventud británica (en 16 y 24 años), obtenido por el rotativo The Independent tras dos meses de investigaciones. El estudio, bautizado La generación Y, ha intentado averiguar su actitud y opiniones sobre las drogas, trabajo, política, relaciones familiares y sexo. Sus antecesores, la generación X, estaban marcados por la desilusión, la falta de ambiciones, así como por la seguridad de n...

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Son realistas, ambiciosos y radicales, tienen su primera experiencia sexual a los 17 años, consumen drogas como un producto más y desprecian la política. Éste es el retrato robot de la juventud británica (en 16 y 24 años), obtenido por el rotativo The Independent tras dos meses de investigaciones. El estudio, bautizado La generación Y, ha intentado averiguar su actitud y opiniones sobre las drogas, trabajo, política, relaciones familiares y sexo. Sus antecesores, la generación X, estaban marcados por la desilusión, la falta de ambiciones, así como por la seguridad de no obtener un empleo.Esta generación Y ha aprendido, por el contrario, a mezclar el legado conservador del thatcherismo con actitudes radicales sobre el medio ambiente y la libre elección de su modo de vida. En su caso, las ideologías han sido sustituidas por el apoyo de causas puntuales como la protección del entorno o el bienestar de los animales. Los partidos les parecen irrelevantes o corruptos y no los incluyen en sus opiniones políticas.

En terrenos como el sexo, los jóvenes británicos de hoy demuestran mejores conocimientos que sus padres pero no una mayor madurez emocional. Por término medio pierden la virginidad a los 17 años y lo saben todo sobre el sida. Hablan de técnicas sexuales con tranquilidad, pero ninguna otra generación parece tan desilusionada en este terreno como la actual", señala el trabajo. Se quejan de la mala educación sexual recibida y de falta de preparación para afrontar las relaciones sentimentales que mantienen. El resultado de todo ello es la aparición de parejas que comparten el mismo lecho sólo para dormir. Para las chicas, el feminismo está tan pasado de moda como el paternalismo. Su confianza se asienta ahora en la crisis de identidad mostrada por los chicos.

El consumo de drogas también ha sufrido modificaciones. Utilizarlas ya no supone un acto de rebeldía. Son un producto más en la vida cotidiana. Aunque son importantes para la generación Y, no alimentan una contracultura como en los años 60.

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