Crítica:'DOCUMENTOS TV'

Rompiendo el muro

El reportaje Contra la pared, emitido el jueves por La 2 (en Documentos TV) ponía los pelos de punta, y para los que se creían que todo el monte es orégano (es decir, que todos los Estados Unidos son como Nueva York o San Francisco), esos agresivos asociados contra la homosexualidad en todas sus ramas, les aclaraban que en la Norteamérica profunda los gays lo tienen tan difícil y crudo como en casi todas partes, habida excepción de algunos sitios privilegiados, sean ciudades o Estados, muy pocos, donde la tolerancia es real y se da la mano con legislaciones avanzadas en cu...

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El reportaje Contra la pared, emitido el jueves por La 2 (en Documentos TV) ponía los pelos de punta, y para los que se creían que todo el monte es orégano (es decir, que todos los Estados Unidos son como Nueva York o San Francisco), esos agresivos asociados contra la homosexualidad en todas sus ramas, les aclaraban que en la Norteamérica profunda los gays lo tienen tan difícil y crudo como en casi todas partes, habida excepción de algunos sitios privilegiados, sean ciudades o Estados, muy pocos, donde la tolerancia es real y se da la mano con legislaciones avanzadas en cuanto a derechos civiles y prestaciones sociales.La derechización progresiva de la sociedad estadounidense ha cogido carrerilla en aquello de "la unidad de la familia" y la "moral natural", impelidos, entre otras soflamas, por las del Papa polaco (en su nuevo catecismo hay dos o tres perlas negras al respecto).

La oportuna emisión de Contra la pared, (minucioso documental producido por la BBC) Sólo ha tenido contrapartida en las televisiones españolas -en cuanto a la otra cara de los hechos: las reivindicaciones de los homosexuales- con lo emitido en Canal +. En Contra la pared, entre los predicadores de tupé cardado y el capellán castrense con una alopecia tal que le estampaba la chaqueta, las voces mesiánicas venían a decir que todos los males (y sobre todo el sida) provienen de que los homosexuales se quieran buscar la vida no como puedan, sino como quieren. El colmo del cinismo en los planteamientos de esa extrema derecha, con tanto viso de prefascista, es que los gays viven muy bien y no se les puede considerar minoría marginada.

La alerta gremial de homosexuales y lesbianas en los Estados Unidos no se hizo esperar y, en toda Norteamérica, la conciencia de la necesidad de asociarse, manifestarse y arrimar el hombro es ejemplar, con detalles tan pintorescos como la caravana de Las Lesbianas Vengadoras, que, a pesar del nombre, resultan ser -según vemos en el reportaje- un grupo de chicas majísimas y enrolladas.

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