Un anciano muere estrellado al abrirse la puerta del ascensor y caer al vacío.

El vacío le esperaba tras la puerta. José Luque García, de 88 años, murió el lunes por la mañana al abrir la puerta del ascensor que debía haber permanecido cerrada y precipitarse accidentalmente por el hueco. El hombre, que vivía en el séptimo ,piso de la calle de Cullera, 6, se estrelló de cabeza contra la caja del elevador, averiado en la tercera planta desde la noche anterior. Durante cuatro horas, los vecinos del poblado de Los Cármenes (Carabanchel) le buscaron. Cuando le descubrieron, incrustado entre hierros, ya era cadáver. La avería, según los familiares de Luque, había sido denuncia...

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El vacío le esperaba tras la puerta. José Luque García, de 88 años, murió el lunes por la mañana al abrir la puerta del ascensor que debía haber permanecido cerrada y precipitarse accidentalmente por el hueco. El hombre, que vivía en el séptimo ,piso de la calle de Cullera, 6, se estrelló de cabeza contra la caja del elevador, averiado en la tercera planta desde la noche anterior. Durante cuatro horas, los vecinos del poblado de Los Cármenes (Carabanchel) le buscaron. Cuando le descubrieron, incrustado entre hierros, ya era cadáver. La avería, según los familiares de Luque, había sido denunciada a primera hora de la manana a la compañía Zardoya Otis. Nadie reparó la cabina.Una costumbre condujo a la muerte a don José, como le conocían en él barrio. Enfermo de la vista, el anciano se acercaba todas la mañanas a la puerta del ascensor, tiraba de la puerta y, si no se abría, apretaba el botón de llamada. La mañana del lunes, con bastón y gorra de pana repitió mecánicamente esos movimientos. La puerta, por un fallo del que se desconoce el motivo, se abrió. Y Luque, confiado, pisó la muerte. Silenciosamente.

Antes de salir a la calle -adonde iba a tomar el sol-, don José, que vivía en el piso de su hija y su nieta, había dejado un aviso a su familia: "Si hace. buen tiempo no llamaré". Aquel olía lució el sol. Sin embargo, la hija y la nieta se preocuparon al no verle en la calle, en el banco donde solía sentarse. Avisaron a los vecinos. Se organizó la búsqueda. A las 16.00 horas, pensando que se podría haber quedado encerrado en el ascensor, se descubrió el cadáver, el bastón y el gorro. Hoy, a las nueve de la mañana, será enterrado en el cementerio de Carabanchel. El ascensor ha sido precintado y la puerta homicida cerrada. Un juez investiga el caso. En la finca, de 2 años, ya se registró un accidente similar con un perro.

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