LA DIFÍCIL ECONOMÍA CASERA

Para Jan Sterner, columnista de la revista Manadens Affärer (Negocios del Mes), que se edita en Suecia, el nuevo año no pudo haber comenzado peor. Durante 15 años firmó una columna en la cual aconsejaba a los lectores sobre la forma más adecuada de manejar la economía de sus hogares para evitar contratiempos desagradables en tiempos de inestabilidad financiera. Con una larga carrera en el periodismo económico, se le consideraba un consejero con experiencia y sensatez. Pero a finales de noviembre, en la que se sería su última crónica en la mencionada publicación, contó a sus lectores que había ...

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Para Jan Sterner, columnista de la revista Manadens Affärer (Negocios del Mes), que se edita en Suecia, el nuevo año no pudo haber comenzado peor. Durante 15 años firmó una columna en la cual aconsejaba a los lectores sobre la forma más adecuada de manejar la economía de sus hogares para evitar contratiempos desagradables en tiempos de inestabilidad financiera. Con una larga carrera en el periodismo económico, se le consideraba un consejero con experiencia y sensatez. Pero a finales de noviembre, en la que se sería su última crónica en la mencionada publicación, contó a sus lectores que había quebrado en su economía personal a causa de un desdichado negocio especulativo. Aconsejado por un buen amigo abogado y presidente de una empresa inmobiliaria, Sterner compró una villa de lujo en Estocolmo por una suma aproximada a los 180 millones de pesetas, que en su totalidad había conseguido mediante préstamos bancarios. Según el amigo, dentro de unos meses podría venderla a la misma inmobiliaria a un precio superior, que le dejaría una sustanciosa ganancia. Parecía un negocio redondo. Pero sucedió que poco después la inmobiliaria dio quiebra y el comprador de la villa quedó con una propiedad que no pudo vender ni a la mitad del precio que había pagado y con deudas superiores a los 100 millones de pesetas. Una verdadera catástrofe. "Y de esta experiencia, queridos lectores, ustedes extraerán las enseñanzas del caso", escribió Sterner, consecuente hasta el fin en su papel de consejero económico y confiado en que continuaría ejerciendo su cargo como si nada hubiera sucedido. Pero la dirección de la revista no fue de la misma opinión. En estos tiempos de cruda vigencia de la filosofía del exito, el fracaso de Sterner no podía quedar impune. "Tener un consejero económico que va personalmente a la quiebra. es difícilmente defendible aun cuando haya ganado fama de hábil", dijo el redactor jefe de la publicación, Jonas Hultkvist, y Stemer pasó a engrosar la millonaria lista de los parados de Europa- RICARDO MORENO

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