Cartas al director

Una vez más

como todos los años, observo con tristeza la llegada de unas fiestas que han ido perdiendo en gran medida su verdadero significado para quedar convertidas en un simple periodo vacacional marcado por un ambiente puramente consumista.¿Por qué los auténticos sentimientos de paz, amistad y amor se tienen que convertir en la justificación ideal para el lanzamiento de multimillonarias campañas publicitarias encaminadas a incentivar de manera alocada el consumo?; ¿es posible separar el auténtico espíritu de la Navidad de la frenética actividad consumista que a todos nos envuelve en este tiempo?
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como todos los años, observo con tristeza la llegada de unas fiestas que han ido perdiendo en gran medida su verdadero significado para quedar convertidas en un simple periodo vacacional marcado por un ambiente puramente consumista.¿Por qué los auténticos sentimientos de paz, amistad y amor se tienen que convertir en la justificación ideal para el lanzamiento de multimillonarias campañas publicitarias encaminadas a incentivar de manera alocada el consumo?; ¿es posible separar el auténtico espíritu de la Navidad de la frenética actividad consumista que a todos nos envuelve en este tiempo?

Me da miedo pensar que con el paso del tiempo, y el gran poder que sobre todos nosotros tienen la imagen y el marketing publicitario, lleguemos a esperar ansiosos esta entrañable fiesta únicamente como excusa bien planteada para dar rienda suelta a nuestros más crudos instintos materiales, plasmados en compras indiscriminadas y a menudo lejos de las posibilidades reales, como requisito imprescindible para tener paz, amistad y amor.-

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