El camionero que arrolló a un taxista no quiso matarle, según la defensa

El abogado defensor de Dámaso Segovia Peralta, el camionero de 50 años que arrolló el 15 de diciembre al taxista Antonio García Mayor, de 53 años, después de que éste no se apartase para facilitarle el paso, ha pedido la libertad provisional para su defendido. Considera que no hubo intención de matar. Hasta ahora han prestado declaración tres testigos y el propio camionero. Sin embargo, la policía, siempre según la defensa, no tomó declaración a las tres mujeres que se apeaban del taxi en ese momento y que viven en Asturias. La defensa solicitará que declaren en su lugar de residencia.El camio...

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El abogado defensor de Dámaso Segovia Peralta, el camionero de 50 años que arrolló el 15 de diciembre al taxista Antonio García Mayor, de 53 años, después de que éste no se apartase para facilitarle el paso, ha pedido la libertad provisional para su defendido. Considera que no hubo intención de matar. Hasta ahora han prestado declaración tres testigos y el propio camionero. Sin embargo, la policía, siempre según la defensa, no tomó declaración a las tres mujeres que se apeaban del taxi en ese momento y que viven en Asturias. La defensa solicitará que declaren en su lugar de residencia.El camionero prestó declaración anteayer ante el Juzgado número 2 de instrucción. Tres testigos han indicado al juez que no escucharon las voces e increpaciones que suelen acompañar a una discusión acalorada. Las primeras versiones afirmaban lo contrario.

El día 15, hacia las nueve de la mañana, el camionero circulaba por la calle de Llanos Castellanos, entre la estación de Chamartín y el hospital Ramón y Cajal. Frente al número 17, el conductor del camión pidió al taxista, sin bajarse del vehículo, que se desplazase unos metros para poder seguir su marcha. El chófer no movió el taxi -estaban bajando del coche las tres clientas- Dámaso Segovia insistió en su petición, porque veía que si el taxi se desplazaba un poco no le impediría la marcha.

Al rato, el camionero arrancó su vehículo, e incluso, según la versión facilitada por su defensor, vio por el retrovisor derecho al taxista. Al momento llegó hasta un semáforo en rojo, donde le advirtieron de que había arrollado al taxista. "¡Dios mío, Dios mío!", fue su primera reacción.

La defensa destaca que las versiones de tres testigos que han declarado ante el juez se contradicen sobre si el cuerpo del taxista fue o no arrastrado. Uno afirma que el camión arrastró el cuerpo; otro, que no, y el tercero, que el taxista ni siquiera se apoyó en el camión. La defensa considera que se trató de un desgraciadísimo accidente en el cual no hubo intención de matar. Segovia carece de antecedentes.

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