GENTE

FINANZAS Y LITERATURA

La vocación literaria de Javier Gúrpide, vicepresidente del Banco Bilbao Vizcaya, ha dado un nuevo fruto. Después de cuatro libros de poesía acaba de ver la luz su primera novela, Las agujas del templo, editada por Planeta. La inspiración le pilló una mañana de verano en el café Iruña, en la plaza del Castillo de Pamplona tantas veces visitada por Ernest Hemingway. De un tirón escribió un relato ambientado en la Palestina de la época de Jesucristo, lleno de parábolas y referencias orientales, que en un momento abandona para cargar el relato de tensión. Las horas de ocio de...

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La vocación literaria de Javier Gúrpide, vicepresidente del Banco Bilbao Vizcaya, ha dado un nuevo fruto. Después de cuatro libros de poesía acaba de ver la luz su primera novela, Las agujas del templo, editada por Planeta. La inspiración le pilló una mañana de verano en el café Iruña, en la plaza del Castillo de Pamplona tantas veces visitada por Ernest Hemingway. De un tirón escribió un relato ambientado en la Palestina de la época de Jesucristo, lleno de parábolas y referencias orientales, que en un momento abandona para cargar el relato de tensión. Las horas de ocio de sábados y domingos sirvieron para acabar de pulir la novela y dejarla lista para presentarla al último premio Planeta. La escritura no va a provocar que las finanzas de altura pierdan un directivo. El vicepresidente del tercer banco español mira con un ojo a los negocios y con otro a la literatura y repite que, aunque tiene otras dos novelas pergeñadas, sólo les dedicará el tiempo que deja libre su trabajo en el BBV. La poesía no encaja entre la invención de historias y el vértigo de las cuentas bancarias, y Gúrpide ha decidido abandonar los versos. "La poesía es a la literatura como el departamento de personal a la empresa", explica con inequívoca deformación profesional. "Todo el mundo sabe de personal pero nadie quiere dedicarse a eso. La poesía sólo la pueden hacer unos cuantos con la necesaria sensibilidad". Pero Gúrpide ya ha empezado a pensar en una sustituta para los poemas. Será la composición musical, otra de sus pasiones confesadas.-

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