El Gobierno da un toque de atención al Reino Unido sobre Gibraltar

El Gobierno ha dado, por primera vez desde la apertura de la verja en 1982, un toque de atención a las autoridades de Gibraltar, e indirectamente al Reino Unido, para incitarles a luchar de una vez por todas contra los tráficos ilícitos (tabaco, drogas, oro, etcétera) que se practican desde la colonia con España, según indican fuentes diplomáticas.

El 26 de octubre el control de salida del Peñón fue reforzado para los automovilistas. La tradicional inspección aduanera se hizo más estricta y además de solicitar la documentación personal la policía empezó a pedir sistemáticamente los pape...

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El Gobierno ha dado, por primera vez desde la apertura de la verja en 1982, un toque de atención a las autoridades de Gibraltar, e indirectamente al Reino Unido, para incitarles a luchar de una vez por todas contra los tráficos ilícitos (tabaco, drogas, oro, etcétera) que se practican desde la colonia con España, según indican fuentes diplomáticas.

El 26 de octubre el control de salida del Peñón fue reforzado para los automovilistas. La tradicional inspección aduanera se hizo más estricta y además de solicitar la documentación personal la policía empezó a pedir sistemáticamente los papeles del coche.Tales medidas, que afectan sobre todos a ciudades españoles que compran en el Peñón, provocan algunos días festivos, según fuentes gibraltareñas, hasta siete horas de demora para cruzar la verja mientras el Gobierno Civil de Cádiz asegura que las colas nunca exceden las dos horas en días punta.

Los comerciantes de la Roca sostienen que, por culpa de estas medidas, sus ventas han disminuido un 35% y el pasado domingo una asociación que preconiza la autodeterminación de Gibraltar intentó tomar represalias instando a los 25.000 habitantes de la colonia a no cruzar la verja y evitar así hacer gasto en España. A pesar de que un piquete abucheaba a los que pasaban a La Línea el boicoteo fue un fracaso.

Cuando pasó por Madrid, a mediados de octubre, el viceministro británico de Asuntos Exteriores, David Davis, se quejó ante su homólogo español, Carlos Westendorp. El Foreign Office dió el jueves un paso más y formuló una protesta oficial ante el embajador de España en Londres, Alberto Aza.

La respuesta oficial española es que tal iniciativa aduanera y policial constituye un intento meramente técnico para contener los tráficos ilícitos que en los últimos años han experimentado un auge espectacular. En el Ministerio de Asuntos Exteriores se reconoce, no obstante, que las medidas tienen una dimensión política con tanta más razón que el grueso de esos tráficos no se efectúan por tierra sino por mar.

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Son las, aproximadamente, 200 planeadoras radicadas en el puerto de Gibraltar las que cargan tabaco y hachís en Marruecos que desembarcan después en las playas andaluzas. Prueba del incremento de esta actividad ilícita es que en 1992 la Guardia Civil incautó 10 toneladas de hachís, al año siguiente esa cantidad ascendió a 32 y en los diez primeros meses de este año ha apresado 48 toneladas.Exteriores reaccionó con satisfacción cuando, el 22 de septiembre, el secretario del Foreign Office, Douglas Hurd, llamó en Londres la atención del ministro principal de la colonia, Joe Bossando, sobre su tardanza, a veces de hasta 15 años, en introducir en la legislación gibraltareña directivas comunitarias destinadas a impedir el blanqueo de dinero y el narcotráfico.

Bossano no ha mostrado, sin embargo, su intención de doblegarse a tales requisitos, según fuentes diplomáticas españolas. De ahí que Exteriores e Interior hayan optado ahora por reforzar los controles para intentar forzarle a ser menos tolerante con los tráficos ilícitos de los que cada vez viven más gibraltareños.

Tras 21 meses de interrupción Hurd reanudará el 20 de diciembre en Londres con su homólogo español, Javier Solana, el diálogo hispano-británico sobre Gibraltar que en diez años (le existencia no ha dado ningún fruto.

Probablemente, tampoco la reunión de fin de mes dará resultados. El ambiente es malo y está cargado de amenazas. David dejó caer al embajador español que la actuación de los aduaneros y policías en la verja podía perjudicar a la cooperación entre las fuerzas de seguridad de ambos países en otros muchos ámbitos.

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