Entrevista:

"La contaminación está deteriorando los cuadros del Prado"

José Catalá (de 35 años) jugaba de pequeño a las canicas entre Goya y Velázquez en las salas del Prado, donde su padre trabajaba de copista. Ahora Catalá mancha telas en la terraza acristalada de su piso de Móstoles, donde vive junto a su mujer y sus dos hijos. No vive de los cuadros. Trabaja por las mañanas para el Ejército -como civil de Intendencia- repartiendo cascos a los voluntarios que marchan hacia Bosnia. Acaba de recibir una medalla en la IX edición del Premio de Pintura BMW, y en Navidad expondrá sus pinturas de estaciones y trenes en el Museo del Ferrocarril.Pregunta. ¿Se pa...

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José Catalá (de 35 años) jugaba de pequeño a las canicas entre Goya y Velázquez en las salas del Prado, donde su padre trabajaba de copista. Ahora Catalá mancha telas en la terraza acristalada de su piso de Móstoles, donde vive junto a su mujer y sus dos hijos. No vive de los cuadros. Trabaja por las mañanas para el Ejército -como civil de Intendencia- repartiendo cascos a los voluntarios que marchan hacia Bosnia. Acaba de recibir una medalla en la IX edición del Premio de Pintura BMW, y en Navidad expondrá sus pinturas de estaciones y trenes en el Museo del Ferrocarril.Pregunta. ¿Se pasará a los aeropuertos cuando termine con las estaciones de tren?

Respuesta. No, porque las estaciones tienen el romanticismo de las despedidas. En los aeropuertos no siento ése magnetismo, no están a mi alcance. De pequeño iba a jugar muchas tardes a la estación de Peñuelas y a la del Norte. Luego las he pintado, y también las de Chamartín y Atocha.

P. ¿Se aficionó a la pintura de tanto corretear por el museo?

R. De pequeño, el Prado no me atraía porque era algo demasiado familiar. Pero me gustaba pintar ya con cuatro años. Cada vez que tocaba repintar las puertas de casa, mis padres me dejaban dibujar en ellas durante un mes. Más adelante comencé a pintar a lápiz y mi padre me animaba a manchar el cuadro con color, y así empecé a practicar el óleo.

P. ¿Qué siente cuando se habla de goteras en el Prado?

R. La contaminación está deteriorando los cuadros, con el paso de los años y tienen que inyectarles sustancias que prolonguen su vida. Pero no tienen solución, porque habría que trasladar todo el museo fuera del centro y perdería su carisma.

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P. ¿Qué rincón de Madrid le gustaría ver por los ventanales de su estudio?

R. Una azotea antigua de la zona de la plaza Mayor con vistas al teatro de la ópera, al Palacio Real, a la Casa de Campo y a la sierra. Aunque en Móstoles la luz y el cielo son tan bonitos de pintar como en Madrid.

P. ¿Cuál es su estilo?

R. Realista en la técnica e imaginario en los temas.

P. ¿Cuál es el Montmartre madrileño?

R. Hay dos calles donde se concentran muchas galerías, Almirante y Claudio Coello.

P. ¿Y cómo entra un pintor joven en el mundo de los galeristas?

R. Esa pregunta me la hacía yo hace muy poco. Yo llegué a base de recorrerme muchas galerías y presentar calidad. Moverse en determinados ambientes también favorece, pero no es mi caso.

P. ¿Es mejor ser modesto que ir de genio incomprendido?

R. Para triunfar no lo sé, pero es imprescindible ser modesto contigo mismo para mejorar tu pintura.

P. ¿La calidad se impone al final o hay falsos valores que nunca son desenmascarados?

R. Nunca se sabe lo que es de calidad, pero sí que hay mucha gente refugiada en la pintura abstracta que no sabe pintar.

P. Recomiende una exposición de pintura.

R. En el Centro Cultural de la Villa he visto muchas buenas, como la que hay ahora del pintor realista Cristóbal Toral.

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