La carretera de O'Donnell se abre camino

Han pasado tres años y medio y ya se nota la erosión del tiempo y sobre todo de las máquinas. La carretera de O'Donnell, que servirá para enlazar el centro de la ciudad con la M-40 y posteriormente con el aeropuerto de Barajas, se abre camino. El objetivo del fotógrafo es el mismo pero el escenario ha cambiado sustancialmente.Lo que en el verano de 1991 era un frondoso parque de pinos, construido eso sí sobre los restos de una escombrera, se ha convertido en el otoño de 094 en un pinar mutilado. Le faltan, al menos, los 1.700 árboles que han transplantado los operarios para facilitar el paso a...

Han pasado tres años y medio y ya se nota la erosión del tiempo y sobre todo de las máquinas. La carretera de O'Donnell, que servirá para enlazar el centro de la ciudad con la M-40 y posteriormente con el aeropuerto de Barajas, se abre camino. El objetivo del fotógrafo es el mismo pero el escenario ha cambiado sustancialmente.Lo que en el verano de 1991 era un frondoso parque de pinos, construido eso sí sobre los restos de una escombrera, se ha convertido en el otoño de 094 en un pinar mutilado. Le faltan, al menos, los 1.700 árboles que han transplantado los operarios para facilitar el paso a esta nueva carretera de 3,5 kilómetros. Sólo sobrevivirán, con suerte, unos 700 pinos.

Los trabajos comenzaron el pasado mes de septiembre y concluirán, probablemente, en marzo de 1996. Las obras le costarán al Ministerio de Obras Públicas y Transportes 2.486 millones de pesetas.

El panorama, además, ofrece otras perspectivas. El tráfico en la M-30, en primer término en la imagen, es similar. A, El Ruedo, el edificio del arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza, cuya rotonda norte se vislumbra en la parte derecha de la foto, le ha salido ya una montera en forma de viviendas que lo relegan a un segundo plano. El cementerio de la Almudena, en la parte superior, está ahora seguramente más poblado.