FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN

El precio del perdón

El Leganés encajó el gol de la derrota en el último minuto

Faltaban 10 minutos para el final. El Leganés tenía acorralado al Barcelona B, dominaba el partido, y el empate a uno presidía el marcador. Alfredo coge un balón en el centro del campo y observa el rápido desmarque de Antonio. Se la da, y el delantero pepinero supera por alto al portero en su salida. Quedan 11 metros para meta, el balón está en el aire, y Antonio, sólo ante la portería. El estadio ya cantaba el gol. Pero en su afán de asegurar el control del balón, Antonio desperdicia dos segundos de oro y da tiempo a que dos defensores culés se interpongan entre él y la portería. La so...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Faltaban 10 minutos para el final. El Leganés tenía acorralado al Barcelona B, dominaba el partido, y el empate a uno presidía el marcador. Alfredo coge un balón en el centro del campo y observa el rápido desmarque de Antonio. Se la da, y el delantero pepinero supera por alto al portero en su salida. Quedan 11 metros para meta, el balón está en el aire, y Antonio, sólo ante la portería. El estadio ya cantaba el gol. Pero en su afán de asegurar el control del balón, Antonio desperdicia dos segundos de oro y da tiempo a que dos defensores culés se interpongan entre él y la portería. La sombra de la victoria se aleja del Municipal.Fue la ocasión más clara del partido. Si Antonio llega a ser más expeditivo, el Lega se hubiera puesto por delante a 10 minutos del final. Pero no fue así.

Más información

La impotencia pepinera volvió a escena. Ayer el Lega dominó, puso las ganas, el empuje y creó ocasiones de gol. Pero en los últimos metros no supo resolver. Y cuando se perdona ante un club de la calidad del Barcelona se acaba pagando caro. El Leganés jugó mucho mejor y, sin embargo, acabó perdiendo. ¿Cómo se explica esta circunstancia? La mala suerte sirve para justificar desgracias, pero no es suficiente. El caso es que hay un dato curioso. El planteamiento inicial de partido, por parte de uno y otro entrenador resultaba revelador. El Barça, equipo visitante, con tres puntas. El Lega, equipo local, con uno y medio. El mundo al revés.

Cierto es que los equipos filiales se pueden permitir lujos prohibidos para, los que tienen que aguantar el tipo. Pero si se quiere marcar, hay que crear muchas ocasiones para que alguna entre. Y es preciso tener delanteros que resuelvan.

El tándem de ataque de Duque para el primer tiempo no funcionó. Vilaseca, lento y adormecido, hacia as a ores propias de un media punta -las que debía hacer Alfredo- Se quedaba estático, haciendo más labores de enlace que de punta. Cuando el Lega robaba un balón, no había nadie que se desmarcara arriba. Así se desperdiciaron muchas opciones ofensivas en la primera parte. El Barcelona no hizo nada, pero aprovechó su ocasión y se adelantó.

Resurgió la casta

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El segundo Úempo fue mucho más movido. Antonio sustituyó a Vilaseca y el equipo pepinero encontró en él a un auténtico punta. Nano tuvo una ocasión y el habilidoso Javi forzó un penal ti. Fue entonces cuando el Lega sacó a relucir su casta. Perdieron a Nano en el minuto 70 y no por ello dejaron de asediar la portería de Angoy.Aunque también hay que decir que los culés enviaron dos balones al poste: un remate de cabeza de Jordi Cruyff -lo único que hizo en todo el partido- y un disparo largo de Roger. Pero el Lega era el equipo dominador. Y sin embargo, cuando el partido se encaminaba a un empate, llegó el golazo de Luis desde la frontal del área. El Municipal, enmudeció. A la salida, todo eran voces indignadas. Unos echaban la culpa al árbitro. Otros, a Antonio por fallar la ocasión más clara. O al penalti que no se pitó. Un veterano aficionado sentenciaba: "Contra equipos como el Barça no se puede perdonar".

Sobre la firma

Archivado En