La tribu de las 'vespas' llenó Madrid de 'parkas'

"No sabía que aún había tantos mods en Madrid", comentaba Marisa, una joven habitual de la sala Revólver, casi a punto de dar a luz. "¿Dónde se meten entre semana?", se preguntaba agarrando su tremendo bombo. Y ésa era la pregunta que se hacían muchos, a juzgar por la cara con que miraban los curiosos a las docenas de jóvenes que se acercaron a la sala con sus parkas, sus corbatitas estrechas, flequillos, sus pantalones pitillo... para concelebrar la presentación en Madrid del disco Mi generación (ver El País Madrid del 14 de octubre).Desde mucho antes de la mediano...

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"No sabía que aún había tantos mods en Madrid", comentaba Marisa, una joven habitual de la sala Revólver, casi a punto de dar a luz. "¿Dónde se meten entre semana?", se preguntaba agarrando su tremendo bombo. Y ésa era la pregunta que se hacían muchos, a juzgar por la cara con que miraban los curiosos a las docenas de jóvenes que se acercaron a la sala con sus parkas, sus corbatitas estrechas, flequillos, sus pantalones pitillo... para concelebrar la presentación en Madrid del disco Mi generación (ver El País Madrid del 14 de octubre).Desde mucho antes de la medianoche, y a pesar de la persistente lluvia, fue llegando a la sala una nutrida representación de Vespas -y alguna Lambrettadecoradas como en los gloriosos tiempos del mod.

Cofres y defensas bien cromados, numerosos espejos, faldillas antibarro op art, banderines, insignias..., y sobre sus lomos, chavales bien jóvenes adecuadamente pertrechados con la indumentaria precisa.

La actuación prevista de Los Negativos fue sustituida por la de Los Canguros, pero la fiesta no se resintió. Siguieron las ganas de pasarlo bien entre estos nuevos mods, que se decantan más por la diversión que por la nostalgia. Dentro, los chavales dejaron las parkas aparcadas en el guardarropa. La sala Revólver es un lugar demasiado cálido para soportar semejante prenda sin parar de brincar. Y como si se introdujeran en cualquier escena de Quadrophenia, la catarsis empezó pronto, aunque no llegó a corearse aquello de Were the mody (Somos los mods) que tanto se repetía en la película de The Who.

La casa de la bomba

El insigne Jesús Ordovás introdujo a Los Canguros, que cumplieron brevemente su misión de romper fuego, y a Brighton 64, una participación más que celebrada. En escena, el grupo de los hermanos de la rutilante estrella del nuevo cine español Ariadna Gil -presente en la sala con David Trueba- se mostró aguerrido y envalentonado por el apoyo del, público.Se lo pasaron la mar de bien y llegaron al delirio con su canción más famosa, La casa de la bomba, donde invitaron al escenario a la teclista y el cantante de Los Flechazos, el grupo que cerró la noche.

Al grito de Julio Ruiz "presentando nueva formación, preparados, listos, ya: Los Flechazos", salieron los leoneses a comerse el público. Y el público -donde se encontraban también miembros de.Sex Museum, Elegantes, Radio 77.- se dejó comer.

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