Tribuna:FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

La ley del fútbol

Defensa. El Sporting mantuvo durante todo el partido una defensa en línea, sin otra intención que desbaratar todas aquellas oportunidades que pudiera tener el equipo rival. No buscó nunca su proyección en ataques, sino que, esperó y así no gastó energía. Dominó el juego aéreo y a pesar del gran número de córneres en contra tan sólo en dos ocasiones fueron rematados por los jugadores madrileños. El Real Madrid tuvo un trabajo delicado en defensa, pues casi siempre que atacaba el Sporting lo hacía en contragolpe.Ataque. Morales y Pier lucharon para que sus compañeros enlazaran con ...

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Defensa. El Sporting mantuvo durante todo el partido una defensa en línea, sin otra intención que desbaratar todas aquellas oportunidades que pudiera tener el equipo rival. No buscó nunca su proyección en ataques, sino que, esperó y así no gastó energía. Dominó el juego aéreo y a pesar del gran número de córneres en contra tan sólo en dos ocasiones fueron rematados por los jugadores madrileños. El Real Madrid tuvo un trabajo delicado en defensa, pues casi siempre que atacaba el Sporting lo hacía en contragolpe.Ataque. Morales y Pier lucharon para que sus compañeros enlazaran con ellos. Estuvieron en inferioridad numérica con respecto a los defensas madridistas. No brillaron, pero mantuvieron a varios defensas blancos pendientes de ellos. El Madrid jugó todo el partido en el terreno de los gijoneses, y prácticamente los agobiaron, sin dejarles salir de su campo. Dispusieron de numerosas ocasiones de gol, pero no supieron materializarlas. Aprovecharon poco las bandas, y abusaron en ciertos momentos de la internada por el centro. No aprovecharon los numerosos córneres que provocaron. Se vieron siempre superados por los defensas sportinguistas en el juego aéreo.

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Esperar. Cuesta mucho trabajo llegar a la portería contraria. Cada ocasión es distinta. De todas ellas hay que aprender. Los jugadores del Real Madrid fueron privados de rematar en numerosas ocasiones por esperar a que el defensa gijonés no consiguiera despejar. Todas las veces eran milímetros los que permitían mandar el balón a comer. En ninguna ocasión los madrileños intentaron adelantarse a los defensas asturianos y siempre esperaron el fallo. Nunca consiguieron modificar el desarrollo de las ocasiones que se estaban sucediendo y de las que no sacaban nada positivo.

La ley. Sabido es por mucha gente, que existe una ley en el fútbol. Esta, más o me nos, viene a decir: las ocasiones que no se aprovechan pronto se vuelven en contra. Los jugadores lo saben, por eso se desesperan cuando fallan ocasiones claras o cuando ven que son evitadas por piernas que aparecen de nadie sabe dónde. Por la cabeza del jugador empieza a crecer un temor: la primera ocasión que tenga el equipo contrario la aprovechará. Nunca sabremos si es ese temor interior lo que alimenta esta ley o es ella misma la que se venga del equipo que desaprovecha ocasiones. Otra cosa que el fútbol nos enseña es que el dominio del juego debe ser traducido a goles.

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