Berlusconi promete a las centrales luchar contra el fraude fiscal para pagar pensiones

Silvio Berlusconi afrontó ayer en tono conciliador su primer encuentro con los sindicatos desde que asumió la presidencia del Gobierno italiano, y aceptó la demanda de los secretarios de las tres principales centrales -CGIL, UIL y CISL- de luchar contra el fraude fiscal para aumentar los ingresos del Estado, antes que recortar las pensiones para reducir el gasto. En concreto, el primer ministro prometió respetar los derechos adquiridos de los pensionistas y negociar la reforma del sistema sin objetivos de ahorro prefijados.

Se calma así una guerra de noticias y desmentidos sobre el futu...

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Silvio Berlusconi afrontó ayer en tono conciliador su primer encuentro con los sindicatos desde que asumió la presidencia del Gobierno italiano, y aceptó la demanda de los secretarios de las tres principales centrales -CGIL, UIL y CISL- de luchar contra el fraude fiscal para aumentar los ingresos del Estado, antes que recortar las pensiones para reducir el gasto. En concreto, el primer ministro prometió respetar los derechos adquiridos de los pensionistas y negociar la reforma del sistema sin objetivos de ahorro prefijados.

Se calma así una guerra de noticias y desmentidos sobre el futuro de las pensiones de los italianos, que, a lo largo del verano, había puesto de manifiesto la existencia de serias divergencias sobre el tema en el seno del Gabinete. Tras la vuelta al trabajo, éste había desatado paros más o menos espontáneos -como el registrado ayer en Alfa Romeo- por si se confirmaba el anuncio hecho por el ministro del Tesoro, Lamberto Dini, de que el Gobierno se proponía ahorrar 8 billones de liras (unos 640.000 millones de pesetas) en las pensiones del próximo año.Este anuncio del ministro fue desmentido ayer implícitamente por Berlusconi, que, de hecho, y a pesar de sus planteamientos ultraliberales de la campaña electoral, se aproxima al componente más conservador de su coalición de Gobierno, Alianza Nacional (AN). El partido neofascista de Gianfranco Fini tiene entre sus electores buen número de funcionarios y agricultores, que son dos de los sectores que probablemente perderían más con cualquier recorte inmediato del sistema de pensiones.

Los empleados del Estado italiano, en el sentido más amplio de la palabra que incluye, por ejemplo, a los pilotos de Alitalia, la compañía de bandera, y a los profesores de instituto, tienen derecho a la jubilación anticipada tras sólo 15 años de trabajo. Son, por ello, un componente destacado del generoso sistema de pensiones de Italia, un país donde hay 20 millones de jubilados -2 millones de ellos por invalidez permanente-, que suponen un pensionista por cada tres habitantes.

El costo anual de este sistema, al que acceden inevitablemente los hombres con 61 años y las mujeres con 56 años, representa aproximadamente un tercio del gasto público, en un país donde la acumulación de déficit ha producido una deuda pública equivalente al 110% del PIB.

Aunque últimamente ha tendido a quitar importancia a esta deuda, con el argumento de que es básicamente inferior, ya que apenas un 7% de ellas está en manos de extranjeros, Berlusconi reiteró ayer a los sindicatos que el Gobierno se propone recortar en 45 billones de liras los presupuestos para el próximo año, cuya aprobación ha anunciado para antes del 30 de septiembre. El recorte, añadió, se logrará más a base de reducir los gastos que de aumentar los ingresos. Berlusconi descartó cualquier aumento de la presión fiscal, especialmente sobre el trabajo dependiente.

El incremento de ingresos, prosiguió, será, sin embargo, "consistente", y basado "en la revisión de las exenciones y en un cruce más estrecho de los datos del fisco y los de la Seguridad Social, con vistas a reducir la evasión". Tras asegurar que la reducción del gasto se logrará, sobre todo, suprimiendo despilfarros en la Administración pública, el primer ministro afirmó que el problema de las pensiones debe ser "afrontado de modo estructural". "Hay que partir de una reforma orientada a garantizar una pensión a las jóvenes generaciones, la cual deberá tener efectos positivos a partir de 1995. Entonces, haremos cuentas. Si, en opinión del Gobierno, los efectos de la reforma no fueran suficiente [para provocar el ahorro necesario] habrá que pensar, con sentido de responsabilidad, en otras acciones en este mismo campo", añadió Berlusconi.

"Por seriedad con respecto a todos nosotros, debemos evitar una negociación sobre la cantidad de dinero que hay que recortar del sistema de previsión", afirmó el primer ministro. Y esta afirmación satisfizo especialmente a los sindicatos que la próxima semana seguirán negociando con el Gobierno las líneas generales de los futuros presupuestos.

No es descartable, en cambio, que esta posición provoque nuevas divergencias internas dentro de la coalición de Gobierno. De momento, lo primero que el debate sobre las pensiones públicas ha suscitado en Italia es una oleada de peticiones de jubilaciones anticipadas, orientadas a consolidar seguros derechos adquiridos.

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