Un 'cabeza rapada' patea el rostro a un joven que paseaba por el centro

Una patada en plena cara. Eso fue lo que recibió, sin amenaza previa, Pablo, de 23 años, la noche del sábado al pasear por la calle de Palafox (Chamberí). El agresor sólo pudo ser capturado después de que la víctima y un acompañante escapasen a la carrera y alertasen, con el peligro en los talones, a un coche policial. El detenido, José Cristóbal C. M., de 19 años, era un cabeza rapada que ya había sido arrestado en tres ocasiones -por agresión, tenencia ilícita de armas y allanamiento de morada-.La detención, según la Jefatura Superior de Policía, se practicó en la calle del Cardenal C...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una patada en plena cara. Eso fue lo que recibió, sin amenaza previa, Pablo, de 23 años, la noche del sábado al pasear por la calle de Palafox (Chamberí). El agresor sólo pudo ser capturado después de que la víctima y un acompañante escapasen a la carrera y alertasen, con el peligro en los talones, a un coche policial. El detenido, José Cristóbal C. M., de 19 años, era un cabeza rapada que ya había sido arrestado en tres ocasiones -por agresión, tenencia ilícita de armas y allanamiento de morada-.La detención, según la Jefatura Superior de Policía, se practicó en la calle del Cardenal Cisneros. Las lesiones sufridas por la víctima, que guió a los agentes en la búsqueda y reconoció inmediatamente a su agresor, no revestían gravedad.

Antes de pasar ayer a manos del juez, José Cristóbal fue conducido a las dependencias del Grupo X de la Brigada Provincial de Información, especializado en las denominadas tribus urbanas. En dicha unidad, su ficha fue renovada y su rostro pasó a engrosar la lista de los jóvenes violentos que pululan por las calles de Madrid y que, según los cálculos de la Delegación de Gobierno rondan los 800.

Son cabezas rapadas, como José Cristóbal; fanáticos del fútbol, como los agrupados bajo la denominación ultrasur y frente atlético, o simplemente ultraderechistas y punkis. Su denominador común: la violencia gratuita.

PASA A LA PÁGINA 3

Los menores generan un tercio de la violencia 'skin'

VIENE DE LA PÁGINA 1Los datos recogidos desde 1991 por la policía muestran que la violencia juvenil de las tribus urbanas, pese a su gratuidad, sigue unas pautas determinadas, que el caso de José Cristóbal tipifica a la perfección: la agresión fue perpetrada de noche, en fin de semana, en el distrito de Chamberí, por un cabeza rapada de 19 años y consistió en un golpe en la cara. Características todas ellas que constituyen la norma dentro la estadística sobre estos grupos.

De hecho, el informe policial, elaborado con cifras de los tres últimos años, sostiene que el 75% de las agresiones se registran en fin de semana, con un ligero aumento el domingo debido al fútbol. Las horas más peligrosas son las comprendidas entre las seis de la tarde y las seis de la mañana. En dicho periodo se registra el 90% de los ataques, siendo el grupo más violento el de los cabezas rapadas.

Por distritos, Chamberí, con el 30%, ocupa el primer puesto de delitos, seguido a larga distancia por Chamartín, Centro y Tetuán. En términos generales, un 84% de las acciones violentas ocurren en la capital.

Por edades, el segmento más activo de estas pandillas tiene entre 18 y 20 años. Este grupo acumula por sí solo un tercio de los delitos, una cifra que, sin embargo, también igualan los menores de edad -época en la que se inician la mayoría de los futuros skins-.

Incluso en la forma de atacar se repiten estas tribus. "El 58% de las lesiones sufridas por las víctimas ha sido por golpes en la cara o en la cabeza", indica el citado informe. La técnica preferida por estos energúmenos es la del cabezazo, que también se combina con la utilización de los puños americanos (refuerzo de metal que se encaja a los nudillos para endurecer la pegada). El uso de armas blancas y de aerosoles de defensa, aunque se ha registrado en al menos 20 ocasiones, es más restringido.

El trofeo constituye otra costumbre arraigada entre estas pandillas: una vez abatida la víctima se le quita algún efecto personal para, posterior vanagloria.

La eficacia de las denuncias contra estos grupos se ve limitada por la rapidez que caracteriza los ataques y la similitud de aspecto de los agresores. Estos factores reducen la capacidad de identificación de los testigos. Así, el 77% de las detenciones se registra en el momento de los hechos y sólo en un 16% por denuncia de las víctimas.

Con todo, los datos policiales muestran que el fenómeno, tras un espectacular ascenso en 1993, ha descendido este año.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En