Editorial:

Visitas provechosas

LAS CIFRAS de turismo recientemente aparecidas confirman las previsiones más optimistas. El número de visitantes ha aumentado un 9,5% en el primer semestre. La cifra -que no incluye además los meses más fuertes de julio y agosto- habla por sí sola de la mejora; pero no serviría de mucho si no hubiera ido acompañada por el aumento de los ingresos. En el primer semestre se han incrementado el 18,5% sobre el mismo periodo del año anterior. Los turistas están gastando más que otros años. Es, sin duda, una buena noticia para la economía española. El saldo por turismo, que es de más de 950.000 millo...

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LAS CIFRAS de turismo recientemente aparecidas confirman las previsiones más optimistas. El número de visitantes ha aumentado un 9,5% en el primer semestre. La cifra -que no incluye además los meses más fuertes de julio y agosto- habla por sí sola de la mejora; pero no serviría de mucho si no hubiera ido acompañada por el aumento de los ingresos. En el primer semestre se han incrementado el 18,5% sobre el mismo periodo del año anterior. Los turistas están gastando más que otros años. Es, sin duda, una buena noticia para la economía española. El saldo por turismo, que es de más de 950.000 millones de pesetas en el primer semestre, viene a aliviar los datos negativos del déficit exterior.Nadie cuestiona a estas alturas que el turismo es la primera industria nacional. Sobre la cifra prevista del PIB nacional de este año (63 billones de pesetas), los ingresos por turismo van a representar, si se cumplen las previsiones (por encima de los 3,5 billones), más del 5%. El tipo de cambio de la peseta, el conflicto de los Balcanes y los problemas con el fundamentalismo islámico en las costas meridionales del Mediterráneo han vuelto a convertir a España en destino preferido de los europeos. Esta oportunidad debería servir, de una vez, para cuidar la gallina de los huevos de oro y no dejarla al albur de coyunturas más o menos favorables. En este sentido, son bienvenidos los esfuerzos realizados por algunas autonomías para desarrollar su potencial turístico (turismo rural, de montaña, cultural). Pero aún son escasos. Los visitantes siguen siendo, en su gran mayoría, turistas de mar y sol; siguen viniendo a través de operadores extranjeros, que son los que acaparan los mayores beneficios, y siguen soportando, en muchas ocasiones, un mal servicio, mala calidad y, en ocasiones, pura grosería.

Al margen de las cifras obtenidas en este año por toda una serie de coincidencias favorables, el mejor fundamento para que el turismo siga siendo este gran regalo que nos otorga la geografía, el clima y la naturaleza es la calidad. No han de ser las autonomías las únicas dedicadas a su promoción. Los municipios han de asumir mayor protagonismo en garantizar calidad. Y han de buscar fórmulas que al menos palien el conflicto entre el ocio y el descanso, entre la fiesta y el sueño. Y muchos empresarios deberían desarrollar un sentido del negocio a medio y largo plazo, mejorar sus servicios y sus instalaciones con las inversiones necesarias y no saquear al cliente -como se hace en algunas partes de nuestro litoral- en la confianza de que el año próximo habrá un nuevo iluso que releve al turista hoy esquilmado. En cuanto a la Administración central, no debiera demorar más la puesta en marcha de un plan global que afecta al sector de inmensa contribución al empleo.

Coinciden estos buenos datos con una nueva campaña contra el turismo español en el Reino Unido. Ayer, los turistas británicos recibieron advertencias de la falta de seguridad de muchos destinos españoles. Es el turismo de ese país el que más ha crecido en España, y no sólo el de baja calidad, que se concentra en algunos puntos de la costa de la Península y las islas. Cada vez son más los británicos con poder adquisitivo que visitan Castilla, Galicia, Euskadi, Cantabria y otras regiones fuera de las rutas tradicionales del turismo extranjero. Y es éste el turismo que se debe fomentar más. Y la campaña no es sino una buena prueba de que no nos podemos mecer en la autosatisfacción. En esto, como en tantas otras cosas, para ser atractivo hay que cuidarse.

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