Cartas al director

Peligro mortal en la N-VI

El sábado, y como tantas otras veces, regresábamos a Madrid por la carretera Nacional VI-La Coruña ignorando lo que nos encontraríamos unos kilómetros más adelante. Repentinamente los coches que iban delante nuestro comenzaron a frenar violentamente, y faltaron escasos metros para que colisionásemos una docena de vehículos.El motivo no era otro que el brusco estrechamiento de la carretera a un solo carril, flanqueado a ambos lados por enormes bloques de cemento que invadían parte de la ya de por sí estrecha, carretera, sin ningún tipo de señalización previa.

Había dado comienzo lo que p...

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El sábado, y como tantas otras veces, regresábamos a Madrid por la carretera Nacional VI-La Coruña ignorando lo que nos encontraríamos unos kilómetros más adelante. Repentinamente los coches que iban delante nuestro comenzaron a frenar violentamente, y faltaron escasos metros para que colisionásemos una docena de vehículos.El motivo no era otro que el brusco estrechamiento de la carretera a un solo carril, flanqueado a ambos lados por enormes bloques de cemento que invadían parte de la ya de por sí estrecha, carretera, sin ningún tipo de señalización previa.

Había dado comienzo lo que podría denominarse por su peligrosidad y dificultad, el rally Villalba-Madrid.

Tratar de adelantara los más precavidos (que circulaban a unos 40 kilómetros por hora) era toda una hazaña, sin mencionar el pánico que producían los adelantamientos a los camiones que invadían ambos carriles; eso sí, siempre y cuándo dedujeses cuál era el carril por el que debías circular, pues las líneas que lo se ñalizaban se cruzaban unas con otras, llegando incluso a dibujar carriles inexistentes que conducían a enormes socavones laterales, carentes de cualquier tipo de protección.

Cuando por fin llegamos a Moncloa, dimos gracias a Dios por habernos concedido el privilegio de seguir viviendo. Desde estas líneas, me gustaría decir a todo aquel que desee conocer el verdadero significado de la expresión "volver a nacer" que no dude en adentrarse por dicha ¿autopista?

Pero, eso sí, si luego tiene la desgracia de sufrir uno de los múltiples, y en ocasiones mortales, accidentes, no se extrañe al escuchar "la culpa es de los conductores", puesto que lamentablemente, en este país, nadie es capaz de asumir su incompetencia por muy evidente que ésta sea.-

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