Cartas al director

La noche del 12-J

La noche del 12 de junio me preocupé.¿Tendremos necesidad de volver a recuperar la democracia?

Yo vivo desde hace muchísimos años enfrente del Tribunal Supremo de Justicia, en lugar de tránsito obligado a la sede del Partido Popular, en la calle de Génova. Quienes ocupaban los coches que se dirigían hacia allí no sólo tocaban de manera ensordecedora las bocinas de sus vehículos, sino que saludaban brazo en alto, y si no obligaban, sí invitaban a los transeúntes en medio de groseros insultos, a levantar el brazo como "en los viejos tiempos".

Algunos de esos transeúntes se vieron o...

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La noche del 12 de junio me preocupé.¿Tendremos necesidad de volver a recuperar la democracia?

Yo vivo desde hace muchísimos años enfrente del Tribunal Supremo de Justicia, en lugar de tránsito obligado a la sede del Partido Popular, en la calle de Génova. Quienes ocupaban los coches que se dirigían hacia allí no sólo tocaban de manera ensordecedora las bocinas de sus vehículos, sino que saludaban brazo en alto, y si no obligaban, sí invitaban a los transeúntes en medio de groseros insultos, a levantar el brazo como "en los viejos tiempos".

Algunos de esos transeúntes se vieron obligados a pedir el auxilio de policías que patrullaban por el lugar.

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Evidentemente, las lacras de determinados tipos de corrupción, las desapariciones y las huidas de gentes que estaban obligadas a rendir su trabajo y a desvelarse por la democracia, que les llevó a lugares de privilegio, también merece un juicio sereno de reflexión, y los demócratas tenemos que hacernos ese juicio de reflexión; pero ese juicio de reflexión se hace desde nuestras instituciones democráticas, desde nuestros medios de comunicación democráticos, que por fortuna aún quedan algunos; desde nuestros partidos, tanto desde la sede de los que perdieron los comicios europeos como desde la de quienes los ganaron. Todos, absolutamente todos en sede democrática, porque no me gustaría estar equivocado; todos los que perdimos y todos los que ganaron las pasadas elecciones lo hicieron desde la democracia y desde sus instituciones. Sin viejas nostalgias y sin inverosímiles añoranzas.

Si a eso unimos otra noticia aireada por los medios de comunicación, de un viejo ciudadano comprometido con la democracia, agredido y arrancada su camisa por un nostálgico del fallecido general, nos hace pensar a los que hicimos miles de kilómetros conducidos a través de nuestra Península, condenados a muerte, trabajando en el Valle de los Caídos, nos hace volver a pensar: ¿tendremos que recuperar la democracia?

¿No estaremos todos y todos -lo empleo con la traducción del Diccionario de la Real Academia Española- pasándonos en nuestras apreciaciones?

¿Tendremos, a los 16 años de las primeras elecciones democráticas en nuestro país, que preocuparnos por el mantenimiento de la convivencia democrática?

Me parece excepcionalmente importante evitar en España la aparición de cualquier brote fascistizante, asumiendo cada uno su propia responsabilidad.-

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