Tribuna:

Un protomártir de la corrupción

Risueño y cálido en el trato, Alonso Puerta, el cabeza de lista de Izquierda Unida al Parlamento Europeo, compensa el carácter reservado y distante de su jefe de filas, Julio Anguita, que es un gran tímido que transmite gravedad y trascendencia a todo lo que dice y hace. Puerta, nacido hace 50 años en la población asturiana de Avilés, es el secretario general del Partido de Acción Socialista (Pasoc) y representa la componente so cialista en ese conglomerado que es IU. "Socialista de izquierdas", matiza en sus intervenciones públicas, aunque lamenta a continuación que la actuación del PSOE obli...

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Risueño y cálido en el trato, Alonso Puerta, el cabeza de lista de Izquierda Unida al Parlamento Europeo, compensa el carácter reservado y distante de su jefe de filas, Julio Anguita, que es un gran tímido que transmite gravedad y trascendencia a todo lo que dice y hace. Puerta, nacido hace 50 años en la población asturiana de Avilés, es el secretario general del Partido de Acción Socialista (Pasoc) y representa la componente so cialista en ese conglomerado que es IU. "Socialista de izquierdas", matiza en sus intervenciones públicas, aunque lamenta a continuación que la actuación del PSOE obligue a utilizar adjetivos para calificar al socialismo. En IU se siente como en casa. Cómodo, la mayoría de las veces, aunque no siempre. Su designación como cabeza de lista trata de restañar las heridas abiertas cuando su compañero del Pasoc Pablo Castellano y los renovadores Cristina Almeida y Nicolás Sartorius fueron desplazados, el año pasado, de las candidaturas del 6-J por el sector duro del PCE.Puerta es consciente de que el líder de masas, el orador apasionado, el primer actor del espectáculo electoral, quien sienta la doctrina, es "el jefe". No tiene complejos en los actos públicos para autocalificarse de "puente" entre los oradores locales y la intervención de Anguita, que se produce a tiempo para entrar en los telediarios.

Su crítica a los demás candidatos es suave, casi amable, con apariencia profesoral. Condena, eso sí, la derechización del PSOE -"sólo parece de izquierdas cuando hay elecciones"-, sus pactos con la derecha nacionalista -"dime con quién andas y te diré quién eres"- y su política económica -"somos los campeones de Europa del paro, y por goleada", es otro de sus recursos más habituales y más aplaudidos-. También le gusta anunciar un futuro "posfelipista" en el que sea posible la "causa común" de la izquierda, que no la "casa común". Al Partido Popular le echa en cara su "avidez por llegar a La Moncloa como sea" y califica del "más espantoso ridículo" la pretensión de José María Aznar de presentarse como regeneracionista y sucesor o alumno "de don Manuel Azaña".

El candidato de Izquierda Unida conoce bien al PSOE, en el que ingresó en 1972, "y eso para ese partido es la prehistoria". Estudiaba entonces, en Madrid, la carrera de ingeniero de caminos, que no terminó hasta hace seis o siete años, porque la otra carrera, la política, le obligó a interrumpir los estudios.

Su carrera en el PSOE también se interrumpió, segada de forma fulminante en septiembre de 1981, cuando era el número dos del alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván. La causa inmediata de su expulsión: haber pedido que se investigaran las denuncias de que el PSOE local había recibido dinero de unas empresas para obtener unas contratas del servicio de limpieza. Puerta, que era entonces uno de los principales dirigentes de la corriente Izquierda Socialista, está convencido de que Felipe González ya se la tenía jurada desde que se enfrentaron en la etapa preparatoria del congreso extraordinario de 1979, aquél en el que González recuperó la secretaría general después de haber impuesto al partido el abandono del marxismo. "González me advirtió que su relación política futura conmigo dependía de que le cediera el cargo de portavoz y cabeza de la delegación de la Federación Socialista Madrileña, de la que yo era secretario general, a lo que no accedí".

De aquella "peripecia" no le han quedado heridas, dice él, pero sus relaciones con Juan Barranco, Baltasar Aymerich o Jesús Espelosín no se han restablecido jamás. Otra cosa ha sido con Joaquín Leguina -su sustituto y ejecutor "por órdenes de arriba"-, con quien mantiene un trato cordial, y, en menor medida, con José Barrionuevo. Puerta se ríe cuando se le pregunta si se considera un protomártir de la lucha contra la corrupción. Y, aunque asegura que él nunca ha hecho política con ese asunto, otros lo hacen por él. Es la mejor carta de presentación cuando el telonero de turno anuncia su intervención en los mítines electorales.

Alonso Puerta permanece soltero -un soltero apetecible", según dijo en un acto público su paisana y compañera de candidatura Laura González-. El candidato considera que su estado civil es una ventaja con respecto a otros políticos, que se han tenido que divorciar debido a sus condicionamientos. "Hay que verlo siempre desde el lado positivo", bromea. Puerta se declara amante de los libros -últimamente le ha dado incluso por visitar librerías de viejo- y de los viajes.

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