Serra rechaza toda responsabilidad en el 'caso Roldán'

Narcís Serra sorprendió ayer a los que dudaban de sus dotes como orador parlamentario y plantó cara en toda regla al acoso del Partido Popular. El vicepresidente del Gobierno se atrincheró en su escaño frente a la ofensiva inquisidora de los diputados del PP Luis Ramallo y Rogelio Baón y se negó en redondo a asumir la más mínima responsabilidad en el escándalo que rodea al fugado ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán.

Los dos diputados del PP pretendieron infructuosamente que admitiera alguna culpabilidad en el nombramiento, gestión, mantenimiento en el cargo y fuga de Rol...

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Narcís Serra sorprendió ayer a los que dudaban de sus dotes como orador parlamentario y plantó cara en toda regla al acoso del Partido Popular. El vicepresidente del Gobierno se atrincheró en su escaño frente a la ofensiva inquisidora de los diputados del PP Luis Ramallo y Rogelio Baón y se negó en redondo a asumir la más mínima responsabilidad en el escándalo que rodea al fugado ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán.

Los dos diputados del PP pretendieron infructuosamente que admitiera alguna culpabilidad en el nombramiento, gestión, mantenimiento en el cargo y fuga de Roldán. El durísimo interrogatorio duró media hora y, estuvo jalonado por abucheos populares y gritos de ánimo socialistas. Numerosos ministros acompañaban a Serra en el banco azul. No así el presidente del Gobierno, Felipe González. Tampoco estuvieron presentes los portavoces de los dos socios parlamentarios del Gobierno, lñaki Anasagasti (PNV) y Miquel Roca (CiU).Ramallo acusó a Serra de "tener miedo" y de "ocultar algo". El vicepresidente sugirió que le estaba difamando y volvió a arremeter contra el líder popular, José María Aznar, por su 'falta de ética política" al haber dado por buenas informaciones facilitadas por un prófugo de la justicia como es Roldán. Serra reconoció por vez primera que Roldán dispone de información sensible sobre la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

La única negligencia que admitió por parte del Gobierno es la que llevó a Antoni Asunción a dimitir como ministro del Interior: la desaparición de Roldán. Asimismo reiteró que sus frecuentes despachos con el entonces director general de la Guardia Civil a lo largo de 1992 estuvieron centrados en la seguridad de la Expo y de los Juegos Olímpicos. Páginas 17 a 19

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