Reportaje:

Portugal no olvida el 25 de abril

Polémica y entusiasmo en el 200 aniversario de la 'revolución de los claveles'

Decenas de miles de personas tomaron ayer las calles de Lisboa para conmemorar el 200 aniversario de la revolución de los claveles, haciendo gala de un entusiasmo que muchos pensaban olvidado al cabo de dos decenios desde que comenzó en Portugal la transición democrática.La polémica y la ola de protestas provocadas por las tentativas de blanqueo de la dictadura y los ataques a la descolonización -que llevó a la independencia de Angola, Mozambique y las otras colonias portuguesas de África tuvieron el mérito de romper el formalismo de las conmemoraciones oficiales y de movi...

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Decenas de miles de personas tomaron ayer las calles de Lisboa para conmemorar el 200 aniversario de la revolución de los claveles, haciendo gala de un entusiasmo que muchos pensaban olvidado al cabo de dos decenios desde que comenzó en Portugal la transición democrática.La polémica y la ola de protestas provocadas por las tentativas de blanqueo de la dictadura y los ataques a la descolonización -que llevó a la independencia de Angola, Mozambique y las otras colonias portuguesas de África tuvieron el mérito de romper el formalismo de las conmemoraciones oficiales y de movilizar a muchos de los protagonistas de aquellos acontecimientos, desaparecidos ya hace tiempo de la escena política portuguesa.

Los periódicos, la radio y la televisión desempeñaron ayer un papel importante, sacando de la oscura paz de los archivos muchos documentos y testimonios inéditos u olvidados de la "última revolución romántica" del siglo. La TSF -emisora privada de radio creada en 1988- dedicó toda la programación a las "25 horas del 25 de abril". Se reconstruyó el noticiario sobre el desarrollo del pronunciamiento militar, desde la difusión en la madrugada, desde una emisora ocupada por los militares, de las canciones que dieron la señal de arranque a las unidades sublevadas. El domingo había sido abierto al público por primera vez el ""centro de comando" instalado por los rebeldes en el cuartel de Pontinha, en Lisboa. La precariedad de los medios y el es caso número de los oficiales que iniciaron el movimiento dieron, mejor que la historiografía oficial, la medida de la audacia del "Movimiento del MFA".

Sus miembros estuvieron presentes, en gran número y en lugar destacado, en todos los actos oficiales, y el presidente, Mario Soares, en un gesto simbólico, condecoró con la medalla de la Orden de la Libertad a la Asociación Veinticinco de Abril. Esta, como recordó su presidente, el teniente coronel Vasco Lourenço, "reúne al 90% de los ex capitanes de Abril". El público reconocimiento, ""a pesar de haber tardado demasiado", tuvo lugar frente al cuartel del Carmo, donde se produjo la rendición del Gobierno de la dictadura presidido por Marcelo Caetano, y en presencia del actual ministro de la Defensa y de miles de jóvenes representantes de todas las escuelas y universidades portuguesas.

Según dijo Mario Soares, el acto quería significar el cierre de un ciclo y la entrega de la "llama de la defensa de la libertad" a las nuevas generaciones nacidas en democracia. Pero esta intención no fue bien recibida, y el debate comenzó cuando Soares, ex secretario general del partido socialista y actual jefe del Estado, cuestionó la inde ndencia de las pe ex colonias de Africa (Cabo Verde y Santo Tomé, que, según él hubieran quedado mejor ligadas a Portugal) y repitió la idea de una comunidad "luso-brasiloangolana", retornando las tesis defendidas antes de la revolución de los claveles por el entonces general (hoy mariscal) Antonio de Spinola. Confirmando esta sospecha está el sistemático elogio hecho por Soares de Spinola y los militares que, a su alrededor, intentaron antes y después de la revolución de los claveles tomar el control de la transición democrática portuguesa. Los protagonistas del 25 de abril se preguntan ahora si el jefe del Estado no hubiera preferido una transición", a la española", o sea, sin revolución.

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