Un coche bomba mata a nueve personas en Suráfrica el último día de la campaña electoral

El atentado se produjo por la mañana. El estallido de casi 100 kilos de explosivos se llevó por delante personas, edificios y coches en el centro de la capital económica de Suráfrica. Nadie había reivindicado el atentado al caer la noche y la propia policía evitaba las especulaciones, aunque el presidente nacional del ANC, Thabo Mbeki no dudó en acusar a una tenebrosa tercera fuerza de extrema derecha.Entre las víctimas mortales estaba una candidata del ANC al Parlamento provincial. El día anterior, dos militantes del ANC habían sido brutalmente asesinados, uno quemado vivo en el coche ...

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El atentado se produjo por la mañana. El estallido de casi 100 kilos de explosivos se llevó por delante personas, edificios y coches en el centro de la capital económica de Suráfrica. Nadie había reivindicado el atentado al caer la noche y la propia policía evitaba las especulaciones, aunque el presidente nacional del ANC, Thabo Mbeki no dudó en acusar a una tenebrosa tercera fuerza de extrema derecha.Entre las víctimas mortales estaba una candidata del ANC al Parlamento provincial. El día anterior, dos militantes del ANC habían sido brutalmente asesinados, uno quemado vivo en el coche y otro apaleado por miembros del zulú Partido de la Libertad Inkatha (IFP) cuando intentaban hacer campaña en Ulundi, la capital del territorio autónomo de Kwazulu.

Varios observadores electorales tuvieron que refugiarse en una comisaría de la localidad para salvarse de la furia de miembros del IFP. Uno de estos refugiados resultó luego mortalmente herido por un disparo dentro de la propia comisaría.

En otro incidente, ayer, en la localidad de Devon, a unos cien kilómetros al este de Johanesburgo, un policía murió tiroteado a la puerta de una comisaría por dos hombres vestidos de uniforme, que lograron dar se a la fuga.

Los últimos mítines

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Mandela, camino de los dos últimos mítines de la campaña, condenó el asalto de Ulundi y dijo que por la noche iba a tratar del suceso con el presidente Frederik W. de Klerk. Todavía no se había producido el atentado de Johanesburgo y su intervención en Wentworth, una localidad reservada para mestizos a unos 20 kilómetros de Durban, estuvo llena de frescura, humor y humanidad. El principal objetivo de esta visita era responder al temor que a los mestizos produce un Gobierno de la mayoría negra.

El líder del ANC fue acogido con mucho calor por unas 2.000 personas agrupadas en una carpa. Quien va a ser el próximo presidente de Suráfrica les dijo: "Somos conscientes de las preocupaciones de los mestizos. Con el apartheid todos sabíamos dónde estábamos y lo que ahora ocurre es que no se sabe qué va a pasar con el ANC. Son temores que vamos a abordar". Según él, mestizos e indios pertenecen a la misma minoría oprimida que ahora por fin va a ser libre.

De Wentworth, Mandela volvió a Durban para presidir en las afueras de un estadio el último mitin antes de la liberación. Su aparición sobre el estrado se hizo esperar, y los 200.000 reunidos, zulúes en su práctica totalidad, fueron entretenidos con danzas tribales e indias (en Durban viven unos 800.000 indios) y con música de rock.

El Mandela que apareció luego era distinto al matutino. Repitió los temas abordados ante los mestizos, pero estaba más rígido y su intervención fue más seca.

La provincia de Natal-Kwazulu es el hogar de los zulúes y Mandela hizo hincapié en los vínculos históricos del ANC con los zulúes, uno de cuyos reyes fue presidente honorario cuando el ANC fue creado hace 82 años por otro zulú.

Al final fue cuando dio a los reunidos la noticia del atentado de Johanesburgo, teniendo buen cuidado en referirla del modo más frío posible para evitar una reacción violenta. Fue también cuando dejó bien claro que ha de ser la policía la que trate ese tipo de incidentes.

El líder zulú, Mangosuthu Bhutelezi, "muy afectado", condenó el atentado de Johanesburgo y lo calificó como "muy grave". El presidente De Klerk, por su parte, declaró que los violentos no lograrán nada salvo "hacer sufrir inútilmente a unos ciudadanos inocentes que ya han sufrido bastante".

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