Cartas al director

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En el boletín del Ateneo del mes de marzo, la junta de gobierno informa sobre la desaparición de libros valiosos de la casa: "El robo ocurrió en 1986, y los libros se encuentran en el Ateneo". Nada de ello es cierto. Como ex bibliotecario de la junta de gobierno me interesa aclarar lo siguiente: los libros fueron robados en un periodo entre 1984 y 1985, siendo bibliotecario Emiliano Escolar.Se detectó el hecho en 1986, siendo bibliotecaria Aurelina Martínez. Sólo una pequeña parte de los libros, todos ellos de gran valor, fue recuperada de la tienda de un librero. En 1990, siendo yo bib...

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En el boletín del Ateneo del mes de marzo, la junta de gobierno informa sobre la desaparición de libros valiosos de la casa: "El robo ocurrió en 1986, y los libros se encuentran en el Ateneo". Nada de ello es cierto. Como ex bibliotecario de la junta de gobierno me interesa aclarar lo siguiente: los libros fueron robados en un periodo entre 1984 y 1985, siendo bibliotecario Emiliano Escolar.Se detectó el hecho en 1986, siendo bibliotecaria Aurelina Martínez. Sólo una pequeña parte de los libros, todos ellos de gran valor, fue recuperada de la tienda de un librero. En 1990, siendo yo bibliotecario, recibimos una sorpredente providencia de un juez -que fue inmediatamente recurrida- según la cual debíamos devolver al librero unos libros de indiscutible propiedad del Ateneo y objeto de robo.

Aparte de ese caso, también en 1990 recuperamos un lote de libros robados, aunque éstos de poco valor, lo que muestra que pudo haber otras desapariciones. Hacia 1987 o 1988, siendo bibliotecario Julián Sauquillo, se adquirió un aparato detector, que no pudo funcionar por no haberse equipado bastantes libros con tirillas que los hicieran detectables.

En 1990 ya había un número suficiente de libros así preparar dos, y propuse a la junta que se instalase el dispositivo, lo que no fue aceptado, con argumentos peregrinos que, a mi entender, sólo ocultaban desidia.

El abandono de la biblioteca por la junta se manifiesta en un hecho que ahorra cualquier discusión: en el presupuesto para el año pasado, la biblioteca disponía de 14 millones de pesetas. Pues bien, de esta suma, ya de por sí baja, se gastó solamente la mitad, destinándose el resto a apartados secundarios. La biblioteca es el principal patrimonio del Ateneo, y debiera tener prioridad.

Con respecto a otras desapariciones del patrimonio recientemente detectadas, creo que basta otro dato. El artículo 96 del Reglamento señala: "Será responsable de los enseres y efectos de la corporación un conserje, quien tendrá un inventario de los mismos". La responsabilidad del inventario corresponde a los secretarios y al depositario, como es lógico. Pues bien, en 1991, estando aún en la junta, descubrí por casualidad que no existía tal simple lista de enseres, lo que denuncié al secretario primero, Rivas. Este no tomó medida alguna, por lo que puse la situación al descubierto en la prensa.

Entonces, un vocal voluntario, M. Huguet, confeccionó el inventario, pero... ¡el mismo nunca ha sido entregado por el secretario al conserje! En tales condiciones, ¿qué control puede haber de los bienes del Ateneo? ¿Cómo puede saberse cuándo ha desaparecido algo? Parece inconcebible, pero es la realidad.-

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