Tribuna:

'Bagel'

El fast food americano hace furor en España, ¿pero el país está preparado para el bagel? Si es así, ¿el bagel que se ofrece actualmente es el verdadero o, como ocurre con las grandes cadenas de hamburguesas, un artículo sucedáneo? Y caso de tener éxito en la piel de toro, ¿los nativos sabrán pronunciar correctamente el nombre de este producto?En busca de respuestas a éstas y otras importantes preguntas de naturaleza sociológica nos acercamos el otro día al cruce de Cardenal Cisneros con Luchana, en el castizo barrio de Chamberí, para visitar Bagel Factory, que abrió...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El fast food americano hace furor en España, ¿pero el país está preparado para el bagel? Si es así, ¿el bagel que se ofrece actualmente es el verdadero o, como ocurre con las grandes cadenas de hamburguesas, un artículo sucedáneo? Y caso de tener éxito en la piel de toro, ¿los nativos sabrán pronunciar correctamente el nombre de este producto?En busca de respuestas a éstas y otras importantes preguntas de naturaleza sociológica nos acercamos el otro día al cruce de Cardenal Cisneros con Luchana, en el castizo barrio de Chamberí, para visitar Bagel Factory, que abrió hace dos meses, y hablar con Paloma Selesio, una intrépida madrileña de unos 30 años. Paloma descubrió el bagel en Estados Unidos hace más de una década, y montó su tienda, única en España, después de un estudio de mercado realizado por su marido como proyecto fin de curso de un master en negocios. Si hay éxito, está dispuesta a abrir otros establecimientos en régimen de franquicia.

Paloma explica que el bagel es un pan de la cocina judía en forma de donut y que el horno y la máquina de hacer la masa proceden de Estados Unidos. En Madrid se sirve en cuatro modalidades -de pan natural, de ajo, de cebolla o de canela y pasas-, se rellena de queso fundido o batido, de huevo y tomate, de ensaladas de atún o cangrejo, de patés o de mermelada, y se vende entre 100 y 325 pesetas. "Nuestros productos son naturales, sin colesterol, y un bagel casi constituye una comida en sí mismo", afirma Paloma, quien añade que si bien el producto ha tenido gran aceptación entre la comunidad norteamericana, los españoles todavía no lo conocen bien.

Naturalmente, probamos uno y nos pareció muy sabroso, pero como hace tantos años que no hemos visitado Nueva York y en vista de algunas noticias sobre una cierta decadencia de este producto, incluso entre la población judía de aquella urbe, pedimos a nuestro amigo Irving que visitara Bagel Factory. "Mira", nos dijo, "obviamente no es el mismo bagel que mi abuela hacía a mano en el Lower East Side, pero es muy digno. Lo recomiendo de todo corazón".

Ahora bien: queda la duda sobre cómo pronunciarlo. Un diccionario inglés-español recomienda beigl y estamos seguros de que, una vez más, los madrileños darán muestras de su creciente madurez lingüística internacional. Pero, ¿y el plural? No vaya a ser que uno de Lavapiés entre y suelte: "Oye, tronco, dame dos bágeles pa'llevar".

Esperamos noticias de la Real Academia de la Lengua.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En