Editorial:

Vuelta a casa

LA LIBERACIÓN de Maria Ángels Feliu -la farmacéutica de Olot secuestrada hace 16 meses- en la madrugada del domingo cierra felizmente un suceso que ha mantenido en vilo a todo el mundo: a su familia y amigos, en primer lugar, pero también a numerosos españoles. No obstante, la conclusión de la tragedia deja abierta la puerta a varios interrogantes, el principal de los cuales es la autoría del secuestro y si detrás del mismo hay una organización especializada en este tipo de delitos. Que Maria Ángels Feliu haya aparecido viva y sin que haya mediado en su liberación la actuación policial induce ...

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LA LIBERACIÓN de Maria Ángels Feliu -la farmacéutica de Olot secuestrada hace 16 meses- en la madrugada del domingo cierra felizmente un suceso que ha mantenido en vilo a todo el mundo: a su familia y amigos, en primer lugar, pero también a numerosos españoles. No obstante, la conclusión de la tragedia deja abierta la puerta a varios interrogantes, el principal de los cuales es la autoría del secuestro y si detrás del mismo hay una organización especializada en este tipo de delitos. Que Maria Ángels Feliu haya aparecido viva y sin que haya mediado en su liberación la actuación policial induce a pensar que los autores del secuestro son unos bien organizados profesionales que han podido controlar en todo momento la situación.Dos personas, Xavier Bassa y Joan Casals, permanecen en prisión por su supuesta implicación en el secuestro, pero no parece que el juez que lleva el caso disponga de más indicios para inculparlos que la declaración de un tercero, Francisco Evangelista, supuestamente invitado por aquéllos a participar en el delito. La actitud de Evangelista, en paradero desconocido desde hace una semana, y algunas contradicciones en que ha incurrido restan, aunque no eliminan, verosimilitud a sus afirmaciones.

Pero no son éstas las únicas incógnitas. El portavoz de la familia Feliu, el abogado Joan Capdevila, asegura que no se ha pagado ningún rescate y que el último contacto con los secuestradores se remonta al lejano mes de diciembre de 1992. Pero sorprende, si esa falta de información es real, que la familia no haya creído nunca en los indicios de culpabilidad que recaían sobre Bassa y Casals. Además, si se confirma la hipótesis de que los autores del secuestro son unos profesionales, sorprendería que hayan puesto en libertad a la víctima sin recibir nada a cambio y cuando la presión policial era prácticamente inexistente. El momento invita a la alegría, pero ésta no debe hacer olvidar que las principales incógnitas siguen abiertas, especialmente la de si la inquietante industria del secuestro se ha instalado en España. La respuesta a alguno de estos interrogantes podría echar luz sobre la también sorprendente desaparición de la joven Anabel Segura, secuestrada hace más de 11 meses en Madrid.

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