Cientos de miles de franceses protestan contra los "contratos-basura"

El Grobierno conservador francés vivió ayer la peor jornada desde que llegó al poder, hace un año. Centenares de miles de personas salieron a la calle, en París y en muchas otras ciudades del país, para oponerse al recién creado Contrato de Inserción Profesional (CIEP), una modalidad de los llamados contratos-basura que permite pagar a los Jóvenes sueldos inferiores al salario minímo. El CIEP, una pieza legislativa menor, ha servido como inesperado detonante de un malestar social explosivo.

El CIP ha conseguido el prodigio de unir contra el Gobierno de Edouard Balladur a los principales...

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El Grobierno conservador francés vivió ayer la peor jornada desde que llegó al poder, hace un año. Centenares de miles de personas salieron a la calle, en París y en muchas otras ciudades del país, para oponerse al recién creado Contrato de Inserción Profesional (CIEP), una modalidad de los llamados contratos-basura que permite pagar a los Jóvenes sueldos inferiores al salario minímo. El CIEP, una pieza legislativa menor, ha servido como inesperado detonante de un malestar social explosivo.

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El CIP ha conseguido el prodigio de unir contra el Gobierno de Edouard Balladur a los principales sindicatos, eternamente peleados. Ayer, en París, los líderes de la Confederación General del Trabajo (CGT, procomunista), de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, prosocialista) y de Fuerza Obrera (reformista) se encontraron codo con codo en la cabecera de la manifestación -que reunió a 150.000 personas según los organizadores, 35.000 según la policía- junto a los dirigentes de muchas otras organizaciones: los dos principales sindicatos estudiantiles, los sindicatos de profesores, la Juventud Obrera Cristiaria... Incluso la Liga por los Derechos del Hombre figuraba entre los convocantes de la manifestación, que atravesó París desde la plaza Denfert-Rocherau, en el sur, hasta los Inválidos, en pleno centro.Al formidable servicio de orden organizado por los sindicatos con dos hileras de militantes fornidos a cada lado de la manifestación, se unió un extraordinario despliegue policial. Más de 3.000 policías tomaron literalmente las calles adyacentes, mientras varias compañías de agentes antidisturbios armadas con granadas lacrimógenas caminaban hacia atrás, de cara a los manifestantes, unos metros por delante de la cabecera.

Aún así, se produjeron incidentes. Un centenar de jóvenes apedreó escaparates y se enfrentaron con la policía cuando la masiva concentración de protesta empezaba a disolverse. De acuerdo con fuentes policiales, un cámara de televisión resultó herido, dos coches fueron incendiados, otros 15 sufrieron destrozos y un número indeterminado de escaparates comerciales quedaron rotos y saqueados.

Además de en París, hubo manifestaciones en Lyón, Marsella, Lille, Mulhouse, Nantes, Ruán, Estrasburgo, Toulouse y otras ciudades. Para los sindicatos y las organizaciones juveniles, la jornada fue "un éxito extraordinario". "Al Gobierno no le queda otra opción que retirar el CIP", afirmó un portavoz de la CGT, el mayor sindicato francés. El Gobierno se reafirmó, sin embargo, en su propósito de aplicarlo. Por la mañana, el primer ministro Édouard Balladur lanzó un llamamiento a los jóvenes en forma de carta abierta, publicada en las páginas del diario Libération, pidiendo que se concediera un plazo de prueba al CIP, hasta fin de año, para evaluar su eficacia: "Yo creo en vuestra buena fe; creed vosotros en la mía", les dice.

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