XXXIII CONGRESO PSOE

Los dineros del PSOE

El partido socialista, que gasta al año 6.500 millones, vive cargado de subvenciones y deudas

El PSOE es un partido pobre pero poderoso. Pobre porque no llega a recaudar de sus militantes 10 de cada 100 pesetas que gasta, y poderoso porque su importante presencia política en todos los ámbitos de la sociedad le ha hecho acreedor de cuantiosas subvenciones y deudor de una gravosa deuda. Los 6.500 millones de pesetas que dice necesitar anualmente para moverse en la sociedad española se están cubriendo en los tres últimos años, sin recurrir al crédito, aseguran sus actuales gestores financieros, que intentan poner orden en unas cuentas que no siempre han sido transparentes.

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El PSOE es un partido pobre pero poderoso. Pobre porque no llega a recaudar de sus militantes 10 de cada 100 pesetas que gasta, y poderoso porque su importante presencia política en todos los ámbitos de la sociedad le ha hecho acreedor de cuantiosas subvenciones y deudor de una gravosa deuda. Los 6.500 millones de pesetas que dice necesitar anualmente para moverse en la sociedad española se están cubriendo en los tres últimos años, sin recurrir al crédito, aseguran sus actuales gestores financieros, que intentan poner orden en unas cuentas que no siempre han sido transparentes.

De hecho, la ominosa sombra de la corrupción política que se ha proyectado sobre la clase política en general, y la socialista en particular, tiene su origen en la supuesta financiación irregular de los partidos, aunque en realidad la corrupción siempre sea un problema de personas y no de instituciones.

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Francisco Fernández Marugán, de 48 años, diputado y economista, miembro desde 1984 de la ejecutiva federal, se tuvo que poner al frente hace tres años de la secretaría de administración y finanzas, tras la dimisión de Guillermo Galeote por el estallido del escándalo Filesa, que todavía sigue investigando el juez Marino Barbero por el llamado procedimiento abreviado. La tarea principal de Marugán al frente de la secretaría de administración y finanzas ha sido limitar el gasto y sentar las bases de una administración lo más transparente posible. Para ello ha propuesto una serie de medidas -mayor capacidad de investigación para la comisión ejecutiva federal, posibilidad de encargar auditorías externas- que, de ser aprobadas por el próximo congreso federal, permitirán al PSOE desplegar sus cuentas ante una opinión pública cada día más desconfiada cuando se habla de dinero y política.

Marugán admite que existe un problema en el propio partido socialista, que recibió en 199

una subvención total de 5.772 millones y que sólo recaudó 868 millones en cuotas de sus afiliados, según las cifras oficiales publicadas por El Socialista. En estas cifras no están incluidas las cuotas del PSC-PSOE, el partido de los socialistas catalanes, que tiene administración propia y cuentas separadas.

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Marugán considera que los militantes socialistas deben hacer un mayor esfuerzo económico en el sostenimiento del partido. La cuota que pagan los afiliados socialistas la fija cada agrupación, -el escalón más bajo de la organización socialista- que envían a la ejecutiva federal 50 pesetas por afiliado y mes, la misma cuota que hace 17 años. La ejecutiva federal vive, por tanto, de la subvención estatal ordinaria, una parte de la cual la reparte entre las diversas federaciones, una por cada comunidad autónoma. Éstas, que gozan de una amplia autonomía financiera y buscan generar sus propios recursos, reciben además las subvenciones de los distintos Parlamentos autonómicos y las cuotas de sus respectivas agrupaciones.

Además del aumento de cuotas, Marugán es partidario de que el congreso federal apruebe una cuota extraordinaria, para hacer frente al pago de la deuda acumulada, durante los diez primeros años de la transición que pesa como una losa sobre las finanzas del partido.

El dirigente socialista considera que el nivel actual de subvención, tanto para gastos electorales y como para gastos ordinarios, sería suficiente si estuviera resuelto el problema del endeudamiento que ronda los 12.000 millones de pesetas. Marugán subraya, en este sentido, que el partido socialista está en desventaja respecto a otros partidos como el Partido Popular que heredó todo de Alianza Popular, menos sus deudas.

La imagen que se ha difundido de los aparatos de los partidos nadando en la abundancia es rechazada por Marugán. Sólo un miembro de la actual ejecutiva federal tiene un sueldo del partido, señala, mientras el resto vive de sus ingresos particulares sea como cargos electos, la mayoría, o como profesionales privados. El número de empleados, de todas las categorías, que trabajan para dirección socialista no llega a 200. En toda España, el número de liberados socialistas no cree que supere los 300, aunque la autonomía de las federaciones les impide conocer con certeza su número.

La dependencia del dinero público es un arma de dos filos. Por un lado consolida a los partidos mayoritarios, pero también los hace débiles frente a una eventual caída importante de sus votos. Un partido que pasa a la oposición es un partido más pobre y más caro.

Las tres patas de la financiación publica

Los partidos políticos reciben dinero público por tres conceptos diferentes: ordinario, que es anual y con cargo a los presupuestos generales; por gastos electorales y por cargos públicos.La financiación ordinaria, que ha pasado de 1.651 millones de pesetas en 1978 a 12.009 millones en 1994, tuvo su salto presupuestario en 1987, cuando se registró un aumento del 150% respecto al año anterior, como consecuencia, en parte, del referéndum sobre el ingreso en la OTAN, ya que la ley no prevé ayudas para las campañas de referendos. Esta partida ordinaria se distribuye anualmente en función de los escaños y votos obtenidos en las últimas elecciones al Congreso de los Diputados.

A esta financiación ordinaria hay que sumar las subvenciones por gastos electorales en los anos en que hay comicios, que son tres de cada cuatro. Se subvencionan los gastos de las elecciones generales, las elecciones al Parlamento Europeo y elecciones autonómicas y municipales. En todos los casos se paga una cantidad por los escaños obtenidos o concejales electos, así como una cantidad por cada voto recibido. El. PSOE, por ejemplo, recibirá 1.649.407.000 pesetas como subvención por los gastos de las elecciones generales de 1993.

Además, los partidos reciben las subvenciones a los grupos parlamentarios, tanto en el Congreso de los Diputados y el Senado como en los parlamentos autonómicos. A ellas hay que añadir las subvenciones a los grupos políticos presentes en las corporaciones locales.

El profesor Diego López Garrido, catedrático de Derecho Constitucional, experto en el tema de la financiación de partidos, que participó recientemente en un debate organizado por el Centro de Estudios Constitucionales, calcula en 15.000 millones lo que dedicarán, por todos los conceptos, los Presupuestos Generales del Estado a los partidos en 1994. En conjunto, el profesor Garrido calcula que la financiación pública de los partidos, durante la democracia, habrá supuesto cerca de 100.000 millones de pesetas.

El PSOE, como partido más votado y con mayor número de cargos electos, es el que más se ha beneficiado de la subvención pública, aunque ésta ha sido insuficiente para hacer frente a sus gastos, ya que acumulaba en 1992 una deuda próxima a los 8.000 millones de pesetas, a los que había que sumar unos intereses, sin pagar, de 3.801 millones de pesetas.

Francisco Fernández Marugán considera que su partido necesitará entre cinco y seis años para eliminar la deuda acumulada, siempre que se mantenga una política de austeridad tanto en los gastos electorales como en el funcionamiento del partido.

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