¿"Nos van a llevar a una reserva apache?"

Cuatro diputados regionales oyen a los chabolistas en su ruta por los poblados.

Pasaron rápido entre los chamizos. Pero no tanto como para eludir un rosario de quejas. Cuatro diputados regionales del PSOE, PP e IU emprendieron ayer la ruta del barro por los poblados chabolistas de la Comunidad. Hubo cierto desbarajuste: una parte de la comitiva esperaba en el poblado de Las Pajarillas, de Móstoles, mientras otros recorrían las chabolas del Cerro de Mica, en Latina.Sufrieron un retraso y también un rodeo por un malentendido entre los diputados de IU: Salvador Torrecilla y Susana López-Blanco. El parlamentario del PSOE, Manuel Casero, empezó a impacientarse antes de ...

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Pasaron rápido entre los chamizos. Pero no tanto como para eludir un rosario de quejas. Cuatro diputados regionales del PSOE, PP e IU emprendieron ayer la ruta del barro por los poblados chabolistas de la Comunidad. Hubo cierto desbarajuste: una parte de la comitiva esperaba en el poblado de Las Pajarillas, de Móstoles, mientras otros recorrían las chabolas del Cerro de Mica, en Latina.Sufrieron un retraso y también un rodeo por un malentendido entre los diputados de IU: Salvador Torrecilla y Susana López-Blanco. El parlamentario del PSOE, Manuel Casero, empezó a impacientarse antes de partir y en todo momento insistía en imprimir ritmo a la visita. Los representantes del PP, Roberto Sanz Pinacho y Tomás Burgos Beteta, se marcharon a media mañana.

La ruta se inició en las chabolas del Cerro de Mica (Latina), con 217 familias. En su zona más conflictiva, el nuevo poblado de prefabricados de Jauja, no había ni yonquis ni camellos. Sólo los potentes coches ante los barracones daban fe del fuerte trapicheo habitual. Como por arte de birlibirloque habían desaparecido las tiendas de campaña y furgonetas abandonadas donde se suelen refugiar los toxicómanos. Sus habitantes miraban la comitiva con desdén.

Pero otros vecinos de Mica sí esperaban de uñas. Entre ellos, Antonio Pino, representante de 20 familias de chatarreros. "Aquí estamos muy engañados y no hay derecho", repetía enojado. En 1990 el Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada tiró sus chamizos para trazar una calle y les prometieron vivienda en ocho meses. Han transcurrido cuatro años.

"Y ahora encima nos quieren llevar a una reserva para apaches (en referencia a un poblado de prefabricados)", añadió. En medio de su disertación, Sanz Pinacho, del PP, le preguntó por las "escrituras de propiedad" de su chabola. El hombre le escudriñó estupefacto: "Jefe, si tuviera eso, otra cosa sería".

Las prisas de una parte de la comitiva molestaron a varios vecinos que esperaban hablar con los políticos. El chaparrón lo aguantó Burgos Beteta, del PP, al pasar después por el mismo lugar. "Claro, ustedes atraviesan por aquí a todo correr y ni saludan ni explican a qué.yienen", le espetaron.

La idea de la reserva india se repitió durante todo el recorrido. "Llevamos 20 años en este barrio, nuestros hijos van a la escuela, hemos luchado por conseguir una carretera y un pilón de agua y ahora dicen que nos van a llevar a prefabricados", protestaba una mujer. "Preferimos esperar más años aquí antes de que nos lleven a yankis (sankis, barracones) por ahí lejos", añadían otros.

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Tanta insistencia con los prefabricados y los descampados intrigó a Casero. "Aquí alguien ha difundido interesadamente que estas familias van a ir a sankis en el paseo de Extreniadura", manifestó, algo escamado y mirando de soslayo a los trabajadores del Consorcio.

Por fin visitaron el famoso terreno de Cuatro Vientos que forma parte de las pesadillas de los chabolistas: un páramo junto al actual trazado de la M-40 y la carretera de Extremadura. Y López Blanco se llevó las manos a la cabeza.

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