Alfonso Guerra aceptará permanecer en la nueva ejecutiva socialista sólo si está "equilibrada"

El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, marcó ayer su territorio ideológico, sus reglas de juego y las condiciones para que haya paz en el PSOE. No aceptará sentarse en una ejecutiva que no esté "equilibrada" y que, por el contrario, sea excluyente. En el 330 congreso M próximo mes (te marzo, Alfonso Guerra confía en que no sólo se hable "del silloncito", sino que haya contenidos políticos e ideológicos propios de un partido socialdemócrata. Guerra reivindicó para sí y los suyos "un cierto grado de inconformismo, de utopía, y de afán transformador de la sociedad".

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El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, marcó ayer su territorio ideológico, sus reglas de juego y las condiciones para que haya paz en el PSOE. No aceptará sentarse en una ejecutiva que no esté "equilibrada" y que, por el contrario, sea excluyente. En el 330 congreso M próximo mes (te marzo, Alfonso Guerra confía en que no sólo se hable "del silloncito", sino que haya contenidos políticos e ideológicos propios de un partido socialdemócrata. Guerra reivindicó para sí y los suyos "un cierto grado de inconformismo, de utopía, y de afán transformador de la sociedad".

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El número dos del PSOE señaló que el guerrismo no existe, pero sí un ala izquierda, que él representa, cifrada en un 40% del partido. Concedió a los renovadores "con una posición más social-Iiberal" el otro 40%. Y, por último, otro 20% que se inclina "por una posición intermedia". El vicesecretario general todavía hizo mención a otro pequeño grupo, al que llamó también renovador, para quien su objetivo es exclusivamente "matar a Guerra".Renovadores y guerristas aguardaban ayer con expectación la intervención de Guerra en Los desayunos de Radio 1, dado su silencio durante el último trimestre. El secretario general, Felipe González, había movido ficha al señalar el mes pasado que contaba con Guerra para la vicesecretaría general del partido. Muchos renovadores habían pedido insistentemente una respuesta de Guerra. Los renovadores han acogido con satisfacción el discurso político de Guerra por su carácter "constructivo", dado que en estos tiempos parece que tiene que imperar la idea de la integración, ante la perspectiva del abismo que se abre para los socialistas si van al enfrentamiento abierto.

No obstante, distintos renovadores expresaron ayer en el Congreso su disconformidad con una de las partes fundamentales del discurso de Guerra, consistente en apoderarse de la bandera de la izquierda del PSOE. Por su parte, los guerristas acogieron con satisfacción la intervención de su jefe de filas y dijeron no sentirse sorprendidos, dado su convencimiento de que iba a estar moderado e integrador.

Lo cierto es que Guerra, en sus meditadas respuestas, dio cumplida cuenta de todos los interrogantes que permanecían abiertos desde hace meses. Todos se preguntaban si Guerra querría estar en una ejecutiva en la que sus posiciones fueran ostentosamente minoritarias. "La dirección que salga del próximo congreso debe ser equilibrada, sin excluir a nadie, y si no fuera así, seré yo el que no quiera estar". A continuación desarrolló algo más su idea para la nueva ejecutiva. "Equilibrada quiere decir que el partido se sienta satisfecho, que no haya frustración, que la sociedad perciba que no hay fanáticos ni gentes que quieran dividir".

Máscondiciones puso Guerra para sentirse parte de la ejecutiva que salga del próximo congreso y que tienen que ver con el desarrollo de esa asamblea de socialistas. "Lo importante es saber qué va a pasar en el congreso, si sale o no un programa con voluntad ¿le transformación, si tiene algún grado de inconformismo, si tiene algún grado de utopía, que no es ninguna locura, sino una verdad prematura, una búsqueda de perfeccionamiento de la sociedad". Guerra quiere que del congreso salgan soluciones o muestras de desacuerdo con las situaciones de injusticia que todavía vive España, y se extendió en mencionar los sectores más débiles de la sociedad. Ello no quiere decir que Guerra echara por tierra la tarea del Gobierno, del que fue vicepresidente durante 10 años, ya que, a su juicio, la labor de esta década "ha sido impresionante".

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Sí dejó claro, por primera vez, que en su partido se ha configurado un ala izquierda que él representa, ya que rechaza el término guerrista por no sentirse repartidor de carnés con esa denominación.

A pesar de que en términos de porcentaje. de delegados al congreso los guerristas han obtenido algo más del 30%, Guerra aseguró que en número de votos su realidad asciende al 40%. No olvidó hacer mención de que por el sistema de reparto la minoría sólo obtiene un 25%, aunque tan sólo le separe un voto de la mayoría. Guerra precisó que no fue el inventor de este sistema de reparto, sino que incluso se manifestó en contra.

Alfonso Guerra no olvidó citar a quienes durante estas semanas han pedido que se manifestara. "He guardado silencio porque no he querido contribuir a la tendencia de división, y quizá he roto la estrategia de algunos personajes que estaban esperando una respuesta airada; pues no, no he querido calentar".

Aquí no hay rupturas

Alfonso Guerra mantuvo ayer el tipo en la medida que pudo para no dar la impresión de acosado. Aparentó no sentirse sorprendido por el reguero de abandonos de antiguos correligionarios. "Esos no eran amigos, por lo que no hay ninguna traición,simplemente se han quitado la máscara; yo ya decía que quienes me obsequiaban con cosas tan laudatorias no eran dignos de desconfíanza". Guerra, acostumbrado a ostentar la verdad y el poder del PSOE, dio muestras de repudiar su situación de minoría. Consideró "una locura" pensar que los miembros del grupo -parlamentario que le siguen pudieran coger el camino del Grupo Mixto. "Quien diga eso debe ser alguien nuevo, que no conoce la cultura y la solidez del PSOE".

Aunque no quiso parecer díscolo con la doctrina gubernamental, tampoco se mostró apasionado por las políticas del actual Ejecutivo. Al hablar de la huelga del 27 de enero y de la reforma del mercado laboral, intentó contentar a todos. Dijo que' la reforma es absolutamente necesaria, aunque advirtió sobre la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo. "Los empresarios tienen: que aguantar su vela".

No olvidó golpear dialécticamente al presidente del PP, José María Aznar, "cogido", según él, por el presidente cántabro, Juan Hormaechea. "Él sabrá por dónde, pero parece que le duele"_

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