La memoria de Madrid cuelga de las paredes

Desde Francisco de Asís hasta Joaquín Satrústegui tienen una placa en la capital

La banda municipal de tambores y cometas alegró ayer la colocación de una placa dedicada al político liberal Joaquín Satrústegui en el edificio de la Castellana donde vivió sus últimos 30 años. La placa, en hierro esmaltado a fuego, forma parte de la segunda fase del plan municipal Memoria de Madrid, que el año pasado homenajeó a 10 personajes vinculados a la ciudad. Entre 1990 -fecha de arranque del plan- y 1992 se colocaron 175 placas.

En esa casa, Satrústegui fue el anfitrión de las reuniones de la comisión de los 10, que negociaba la transición política hacia la democracia co...

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La banda municipal de tambores y cometas alegró ayer la colocación de una placa dedicada al político liberal Joaquín Satrústegui en el edificio de la Castellana donde vivió sus últimos 30 años. La placa, en hierro esmaltado a fuego, forma parte de la segunda fase del plan municipal Memoria de Madrid, que el año pasado homenajeó a 10 personajes vinculados a la ciudad. Entre 1990 -fecha de arranque del plan- y 1992 se colocaron 175 placas.

En esa casa, Satrústegui fue el anfitrión de las reuniones de la comisión de los 10, que negociaba la transición política hacia la democracia con el Gobierno de Adolfo Suárez. La placa-homenaje dice: "En esta casa vivió de 1958 a 1992 [año en que falleció] el político monárquico liberal Joaquín Satrústegui, consagrado a la reconciliación de los españoles".Todas las placas tienen forma de rombo por decisión del alcalde Agustín Rodríguez Sahagún. "El quiso que fueran una señal de aviso, no de nostalgia", señala Sabina Díez, socio del estudio de diseño que las ha creado. Miden 52 centímetros por lado y llevan letras azul cobalto sobre fondo amarillo.

"Queremos homogeneizar la memoria de Madrid, no crear un sarampión por la ciudad. Antes las placas se hacían en piedra esculpida, mármol o bronce, según la estética de quienes las encargaban", puntualiza Beatriz Blanco, consejera de la Concejalía de Cultura. El municipio destinará este año cinco millones de pesetas al plan Memoria de Madrid.

Los ciudadanos pueden sumarse a la iniciativa oficial enviando sugerencias a la Concejalía de Cultura (Conde Duque, 9) con una reseña del personaje que quieran homenajear. La primera fase ha incluido edificios históricos o de la cultura popular ya desaparecidos, como la Casa de Tócame Roque, en Barquillo, 49, donde Ramón de la Cruz situó el sainete La Petra y La Juana; el Teatro Apolo, en Alcalá, 45; o el Corral de Comedias de la Cruz, en Espoz y Mina, 13.

En un templo de la calle de San Buenaventura hay una placa que dice: "Es fama que en este lugar construyó San Francisco de Asís una choza y una ermita en 1217. Los escritores franceses Próspero Merimée, Víctor Hugo y Teófilo Gauthier también tienen su pequeño homenaje de hierro en algún rincón de la ciudad. "Madrid no es una ciudad monumental, pero sí histórica. Los rincones constituyen nuestra gran riqueza", dice Sabina.

Personajes vivos

Si bien las placas buscan recuperar la memoria de Madrid, algunos personajes vivos ya tienen una, como la cupletista Olga Ramos, los escritores Antonio Gala, Rosa Chacel y Rafael Alberti, y el compositor Joaquín Rodrigo. Una de las placas que se colocarán este año es la de Concha Piquer.

La catedrática de Historia del Arte Virginia Tovar ha aportado la reseña de 200 nombres de pintores y artistas que v¡vieron o trabajaron en Madrid durante los siglos XVI y XVII. "Es importante la labor que se está haciendo, pero es imprescindible rescatar las placas que nadie sabe dónde están. Los madrileños caminan por las calles sin saber por qué llevan ese nombre", apostilla. No existe ningún catastro exhaustivo que recopile la totalidad de las placas que existen en Madrid.

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