Un 'suicidio' que nadie se creyó

Enrique Ruano Casanova, un estudiante de 20 años que se había destacado por su lucha en favor de la libertad y la democracia, fue detenido por policías de la Brigada Político-Social el 17 de enero de 1969, junto a María Dolores González Ruiz -ambos cursaban quinto de Derecho-, porque un policía armado les había visto arrojar, "sin ningún género de dudas", afirmaba la nota oficial, propaganda de Comisiones Obreras en la vía pública. Tres días después, el cadáver de Ruano yacía en el patio interior de un edificio. La policía daba como versión oficial -avalada por Abc- un suicidio que la U...

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Enrique Ruano Casanova, un estudiante de 20 años que se había destacado por su lucha en favor de la libertad y la democracia, fue detenido por policías de la Brigada Político-Social el 17 de enero de 1969, junto a María Dolores González Ruiz -ambos cursaban quinto de Derecho-, porque un policía armado les había visto arrojar, "sin ningún género de dudas", afirmaba la nota oficial, propaganda de Comisiones Obreras en la vía pública. Tres días después, el cadáver de Ruano yacía en el patio interior de un edificio. La policía daba como versión oficial -avalada por Abc- un suicidio que la Universidad entera tradujo por la defenestración policial de un estudiante, o de su cadáver.Tras la detención, mientras que María Dolores -que años después, en 1977, resultó gravemente herida en el atentado al despacho laboralista de la madrileña calle de Atocha, en el que murieron cinco personas- fue puesta en libertad por carecer de antecedentes, Enrique pasó a disposición del juzgado de Orden Público, "por haberse destacado en la ocupación de la Facultad de Filosofía y Letras" unos meses antes. Al comprobarse que tenía en su poder unas llaves que no correspondían a su domicilio, tres policías le condujeron a él para realizar un registro.

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La versión policial de que Ruano se arrojó a un patio interior fue avalada al día siguiente por el diario Abc, que publicó un editorial y un extracto del supuesto diario personal del estudiante, que trataba de mostrar una personalidad depresiva, proclive a las decisiones extremas. A instancias de la familia, Abc fue obligado judicialmente a rectificar aquel atentado a la verdad y a la vida privada.

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