Tribuna:

No te fíes de nadie

Yo le doy la razón a todos los taxistas, digan lo que digan. Hay algunos que se cagan en la democracia sin preguntarte si eres demócrata o republicano, y yo les digo que muy bien, que se caguen, porque ya he comprobado que si no digo nada me lo explican, y a estas alturas da mucho asco que te cuenten el proceso metabolizador que ha conducido a que se caguen en la democracia. El problema de decirles que sí a todo es que se van creciendo y entre Moncloa y Velázquez te dan una conferencia de algo. Peor son los silenciosos, porque ésos te miran por el retrovisor como si fueran cagándose en tu madr...

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Yo le doy la razón a todos los taxistas, digan lo que digan. Hay algunos que se cagan en la democracia sin preguntarte si eres demócrata o republicano, y yo les digo que muy bien, que se caguen, porque ya he comprobado que si no digo nada me lo explican, y a estas alturas da mucho asco que te cuenten el proceso metabolizador que ha conducido a que se caguen en la democracia. El problema de decirles que sí a todo es que se van creciendo y entre Moncloa y Velázquez te dan una conferencia de algo. Peor son los silenciosos, porque ésos te miran por el retrovisor como si fueran cagándose en tu madre todo el rato.Estos días tan señalados he estado haciendo un muestreo sin valor estadístico para ver cómo se respira dentro del taxi y, mira por dónde, ayer mismo cogí uno cuyo conductor me soltó un dossier según el cual en el mundo del taxi se mueven 5.000 intrusos que generan unos cincuenta millones de dinero negro ,cada día.

-Claro -dije (ya digo que les doy siempre la razón).

-¿Quiere usted saber quiénes son esos intrusos?

-Bueno.

-Policías y bomberos. Mayormente, policías.

-¿Y los que se cagan en la democracia cuando subes al coche son policías o bomberos?

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-Hay de todo..

Me dejó en Cibeles y tomé otro taxi. Dije que me llevara a ópera y en el primer atasco me cagué en la democracia, a ver qué pasaba.

-Eso lo llevo yo diciendo veinte años.

-¿Y usted es asalariado o autónomo? ¿Bombero o policía?

-Yo soy lo que me sale de los cojones, sabe usted.

-Sí, señor.

Deduje que había puesto el dedo en la llaga y decidí proseguir mi investigación. Esta vez lo cogí en Neptuno y le pedí que me llevara a Móstoles para que nos diera tiempo a charlar. Lo primero que me sorprendió es que llevaba un cartel bien visible que decía: "Puede usted fumar".

-Vaya -dije-, es la primera vez que veo ese cartel.

-Y eso que yo no fumo, lo dejé el mes pasado.

-Pues es un rasgo de tolerancia que le honra.

-Claro que sí, hombre, hay que aceptar a los otros como son.

En eso se cruzó un ciclista y tuvo que dar un frenazo. Decidí probar.

-Me cago en la democracia -exclamé.

El hombre me miró con gesto de paciencia por el retrovisor y dijo que qué tenía que ver la velocidad con el tocino. Enseguida le di la razón y le conté que estaba investigando por mi cuenta los comportamientos del taxi en Navidad.

-Que, por cierto -añadí-, me han dicho que hay mucho intruso.

-Mucho, al taxi nos dedicamos muchos policías que ni cotizamos ni nada. Además, si nos paran por cualquier cosa, como nos para un colega, no pasa nada. Usted haría lo mismo, porque el ser humano es, por naturaleza, corporativista.

-Los escritores, no -dije-; se llevan muy mal. Sé de algunos que, si fueran policías, se pasarían el tiempo deteniéndonos a los otros. O denunciándonos.

-¿Por intrusismo?

-O por fumar, según.

-¿Y usted es fumador o intruso?

-Las dos cosas.

-Pues queda detenido-dijo mostrándome la placa.

-¿Pero usted es taxista o policía?

-Yo soy escritor, imbécil. Y te la has cargado.

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