Todo queda dentro de la Zarzuela

Nadie de fuera de la Zarzuela interviene en el mensaje navideño M Rey. A diferencia de todos los demás discursos -apertura de legislatura o visitas fuera y dentro de España- el mensaje del rey Juan Carlos cada Nochebuena se prepara con el jefe de la Casa Real, Fernando Almansa, y con la aportación "muy intensa" de don Juan Carlos. El Rey se hace eco de los problemas de la mayoría y se ocupa de que nada quede fuera. La preparación empezó hace un mes.Desde entonces y hasta la mañana del día de Nochebuena, cuando se graba ante las cámaras, se ha trabajado en su contenido. No consta que el preside...

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Nadie de fuera de la Zarzuela interviene en el mensaje navideño M Rey. A diferencia de todos los demás discursos -apertura de legislatura o visitas fuera y dentro de España- el mensaje del rey Juan Carlos cada Nochebuena se prepara con el jefe de la Casa Real, Fernando Almansa, y con la aportación "muy intensa" de don Juan Carlos. El Rey se hace eco de los problemas de la mayoría y se ocupa de que nada quede fuera. La preparación empezó hace un mes.Desde entonces y hasta la mañana del día de Nochebuena, cuando se graba ante las cámaras, se ha trabajado en su contenido. No consta que el presidente del Gobierno, Felipe González, haya recibido con anterioridad el discurso, aunque parece "razonable" que en los despachos semanales con el Rey ambos hayan comentado las líneas generales

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Portavoces oficiales recuerdan que este discurso no requiere asesores ni expertos en disciplinas concretas, ya que se trata de reflejar la preocupación de la Corona por las inquietudes generales y llamar la atención sobre lo que considera socialmente censurable.

El discurso re al, por tanto, no entra en las competencias del Gobierno sobre las actuaciones del Rey, aunque siempre hay quien ve concomitancias con las actitudes gubernamentales. No es ésta la percepción del Ejecutivo, que recuerda cuando en plena ebullución de escándalos por presuntas corrupciones el Rey pidió que se cortaran o cuando reclamó flexibilidad para no imponer decisiones, justo en el momento en que la oposición clamaba porque los socialistas aplicaban el "rodillo".

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