Cartas al director

El ciudadano Obiang

Cuando el 12 de octubre del pasado año asistí a la copa que el cónsul español en Bata dio con motivo de la fiesta nacional también asistieron, por primera vez, representantes de los partidos de la oposición guineana.La alegría de éstos contrastaba con el visible enfado del gobernador de Bata, que aguantó el protocolo estoicamente junto a su mujer, para, sin mediar palabra, abandonar la sala nada más producirse el brindis.Para el ciudadano Obiang, que no para Guinea, era igualmente incómoda la vigilante presencia de España entonces, pero no se había producido aún el descalabro de las pasadas fa...

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Cuando el 12 de octubre del pasado año asistí a la copa que el cónsul español en Bata dio con motivo de la fiesta nacional también asistieron, por primera vez, representantes de los partidos de la oposición guineana.La alegría de éstos contrastaba con el visible enfado del gobernador de Bata, que aguantó el protocolo estoicamente junto a su mujer, para, sin mediar palabra, abandonar la sala nada más producirse el brindis.Para el ciudadano Obiang, que no para Guinea, era igualmente incómoda la vigilante presencia de España entonces, pero no se había producido aún el descalabro de las pasadas falsas elecciones. Para el ciudadano Obiang, que no para el resto de los guineanos, la presencia de España ha pasado de incómoda a incompatible con su ya desenmascarado y único plan: seguir en el poder.

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España se ha equivocado ancestralmente apoyando a gobernantes en lugar de a gobernados y ahora está a punto de seguir erre que erre entrando al trapo del gran ciudadano, a quien deja bien expedito el camino. Es una pena, porque por una vez estaba haciendo bien las cosas en Guinea- Julio Fernández Brun. .

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