Reportaje:

Falsa libertad

Los insumisos navarros encarcelados, "hartos de oír" que son víctimas de una manipulación política

"A veces te despiertas en medio de la noche y te preguntas: dónde estoy, en casa o en la cárcel, y es muy duro constatar que estás entre rejas, durmiendo en una litera junto a otros 91 compañeros, tratados todos como delincuentes por nuestro deseo pacífico de cambiar esta sociedad".Las palabras de Patxi Arana, de 22 años, joven insumiso pamplonés, tienen su miga, porque este preso, estudiante de Educación Especial que va para técnico en adaptación social, comenzó el pasado curso acudiendo a la vetusta prisión provincial de Pamplona para realizar prácticas de sus estudios ayudando a los interno...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

"A veces te despiertas en medio de la noche y te preguntas: dónde estoy, en casa o en la cárcel, y es muy duro constatar que estás entre rejas, durmiendo en una litera junto a otros 91 compañeros, tratados todos como delincuentes por nuestro deseo pacífico de cambiar esta sociedad".Las palabras de Patxi Arana, de 22 años, joven insumiso pamplonés, tienen su miga, porque este preso, estudiante de Educación Especial que va para técnico en adaptación social, comenzó el pasado curso acudiendo a la vetusta prisión provincial de Pamplona para realizar prácticas de sus estudios ayudando a los internos tres días a la semana, y lo acabó como un preso más, tras ser detenido en el exterior del pabellón Anaitasuna de Pamplona en la última campaña electoral mientras Felipe González prometía en su interior durante un mitin un mundo más justo.

Patxi es uno de los casi 100 jóvenes navarros que cada mañana atraviesan la puerta de la cárcel, en la calle de San Roque, para dirigirse a sus trabajos o a sus estudios al disfrutar de la 'falsa libertad" del tercer grado penitenciario, según afirma.

La pasada semana, 33 de ellos no regresaron a dormir. El quebrantamiento de la condena por insumisión (dos años, cuatro meses. y un día de cárcel en su mayoría) les ha acarreado la pérdida de grado, y ahora están otra vez encerrados todo el día junto a traficantes, atracadores, violadores y ladrones. "Todos estamos de acuerdo en el plante", asegura Juan Carlos Ancín, de 28 años, ingeniero técnico en electrónica y trabajador fijo de Telefónica. "Lo que ocurre es que cada uno tiene circunstancias distintas que pesan a la hora de llevarlo o no a la práctica".

Juan Carlos es otro de esos jóvenes a quienes estos días ministros y altos cargos han calificado de "satélites del terrorismo" y "germen de la in solidaridad. "Soy socialista", afirma, mientras recuerda que se negó a realizar la mili y la Prestación Social Sustitutoria (PSS) en la Cruz Roja: "Decidí comprometer mi juventud para encontrar una solución mejor".

Entrega voluntaria

El pasado 30 de mayo se salvó de ser detenido en el exterior del mitin de González en Pamplona y a continuación Juan Carlos se presentó en la cárcel con otros compañeros. Existía una orden de busca y captura contra él.Juan Antonio Galera tiene 24 años y es vecino de Berriozar. Estudiante de Formación Profesional, fue condenado a un año de cárcel. El 20 de julio fue detenido en su casa por la Guardia Civil, que no se atrevió a decirle la verdad. "Me pidieron que les acompañara para firmar un papel en el juzgado, pero yo les contesté que sabía dónde me llevaban. Acabé en la cárcel".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los tres son antimilitaristas, no tienen vinculación política y están "hartos de oír" que son víctimas de una manipulación política "que no existe". Juan Carlos es categórico: "No hemos percibido en ninguno de nuestros compañeros encarcelados una actitud de falso pacifismo que pueda obedecer a estrategia política alguna. Más bien la manipulación es la contraria", asegura, porque el Gobierno no puede rebatir nuestra opción personal con argumentos válidos y ha decidido desviar el tema a su terreno, confundiendo a la opinión pública, aprovechando su sensibilidad frente al terrorismo y mintiendo machaconamente". Juan Antonio se pregunta: Son acaso nuestros compañeros insumisos de Albacete, Valladolid, Cartagena o Tenerife satélites de la coordinadora KAS?".

Entre el casi centenar de presos insumisos navarros "hay gentes de todo pelo", indican. "Desde católicos practicantes que pertenecen a comunidades de base, hasta sindicalistas, socialistas, nacionalistas vascos y jóvenes sin ideología política". Todos ellos con diferentes procedencias geográficas y circunstancias personales, pero con un objetivo común: "Abordar los problemas mediante el diálogo y nunca con tiros".

Pili Astiz es una mujer especial. Hasta el 4 de octubre era la única madre española con tres hijos insuinisos en la cárcel. Ese día salió de ella Carlos Luquin y desde entonces a Pili, vecina de Olazagutía, sólo le quedan dos entre rejas: Iñak¡, fontanero, y Eduardo, electricista. "Mis hijos no están comprometidos con ningún partido" afirma esta mujer, que se ha acostumbrado ya a los 100 kilómetros diarios que ambos deben hacer para trabajar y volver a dormir en la prisión. En un país con casi tres millones de parados, para poder abandonar la cárcel en el tercer grado, los insumisos deben probar que tienen empleo, pero paradójicamente la cárcel se lo arrebató a muchos. "Eduardo trabajaba en una empresa de electricidad", afirma su madre. "Perdió el empleo al ser juzgado y detenido y afortunadamente el Ayuntamiento le brinda ahora alguna ocupación".

Luis Aristu es hermano de otro insumiso, Joseba, ahora encerrado todo el día entre rejas por haber quebrantado su condena. Luis, sindicalista de ELASTV, resalta su apoyo con el compromiso de su hermano. "Admiramos que haya sido capaz de hacer lo que ha hecho. Si estos chicos *quisieran escaquearse, hubieran firmado las órdenes de libertad condicional que les pusieron delante. Pero no lo hicieron, mi hermano está en la cárcel no por la sentencia, sino por solidaridad con los demás y con sus ideas pacifistas. Él se entregó voluntariamente. Dio la cara. Acusarles de estar manipulados o de ser egoístas", continúa Luis, "es tener poca vergüenza".

Muchos de estos jóvenes han tenido juicios de dos minutos. Los jueces no han aceptado nunca a testigos que acreditaran el compromiso social de los insumisos como en el caso de Patxi, con varios anos de voluntariado en servicios sociales atendiendo a disminuidos físicos y psíquicos en pequeños pueblos de la Cendea de Zizur, junto a Pamplona.

Ninguno de ellos entiende cómo se puede articular una PSS que obliga a realizar tareas de ayuda social. "Para que la sociedad sea mejor, todos debemos aportar algo", dice Juan Antonio. "Cada uno en su trabajo, según su capacidad, pero nunca obligados". Juan Carlos se pregunta: "¿Qué político de los que dice apoyar la ley enviaría a un prestacionista sin experiencia a tirar de un familiar con alguna deficiencia? ¿No es más cierto que todos acudirían a profesionales que supieran lo que hacen?".

Violencia terrorista

El hecho de que la objeción de conciencia y la insumisión que se registran en el País Vasco y Navarra alcancen las tasas más altas de Europa, según datos del Movimiento de Objeción de Conciencia relativos a 1992, puede deberse, según estos objetores, al hecho de que el fenómeno de la violencia terrorista ha sacudido las conciencias de los más jóvenes en un sentido positivo. "Estamos especialmente sensibilizados y creemos que ya es hora de buscar otras vías para todo".Aunque Juan Carlos, Juan Antonio y Patxi adoptaron la estrategia del MOC, otros muchos presos han ejercitado su insumisión en los colectivos antimilitaristas Kakitzat, que mantienen una unidad de acción total con el MOC. "Kakitzat es otro fenómeno del antimilitarismo que persigue los mismos fines con los mismos medios, eso es todo".

Nadie oculta, no obstante, que existen insumisos que simpatizan con la izquierda abertzale representada por HB. Sin embargo, en declaraciones a este periódico, uno de estos jóvenes encarcelado que no quiso revelar su identidad "para no causarme problemas", aseguró: "Yo soy lector asiduo de Egin, he votado una vez a HB, pero no apruebo la violencia de ETA, me parece una barbaridad y espero que HB siga existiendo sin ETA muy pronto". Este joven añadió: "Mi pacifismo es totalmente sincero, tan sincero como lo pueda ser la profesión de fe democrática y pacífica del señor Antoni Asunción, algunos de cuyos guardias armados fueron enviados para encarcelarme. Mi voto no invalida mi rechazo a los ejércitos, como tampoco votar al PSOE es sinónimo de ser fascista".

Patxi considera que lo del tercer grado "explotará alguna vez". "Juegas a que estás haciendo una vida normal, pero no puedes hacerla. Cada noche a las diez vas a la cárcel. Cacheos, rejas. Por la mañana, una sirena te despierta. Estás preso, sólo duermes en casa viernes y sábado si tienes permiso. No eres un ciudadano, careces de derechos, pero la cárcel nos ha hecho más fuertes y nos ha unido".

En la noche del domingo 12 de diciembre, justo a la hora en que un día más Lander Aurrekoetxea Eskurdia, de 26 años, debía estar transformando su libertad en una rotunda situación de encarcelamiento, escuchaba un disco en el domicilio de Andoni Romeo, miembro de los Traperos de Emaus. Andoni fue una de las personas que acogió en su casa a un insumiso que quebrantaba su condena, arriesgándose a ser procesado por ello. El disco era de Wim Mertens y se titulaba Estrategia de la ruptura.

Archivado En