Las tropas españolas se instalarán en Mostar, dividida por la guerra

Los cascos azules españoles instalarán una base permanente en Mostar, la capital de Herzegovina, dividida entre croatas y musulmanes bosnios. La ONU está buscando un edificio en el barrio occidental de la ciudad para albergar a los 130 soldados que en enero deben abandonar la localidad de Jablanica, donde serán sustituidos por tropas de Malaisia. En Mostar, las tropas españolas estarán expuestas al fuego cruzado de los combatientes, por lo que el riesgo será, como mínimo, tan alto como en Jablanica.

La localización del punto donde se instalará la nueva "base de patrullas" de los...

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Los cascos azules españoles instalarán una base permanente en Mostar, la capital de Herzegovina, dividida entre croatas y musulmanes bosnios. La ONU está buscando un edificio en el barrio occidental de la ciudad para albergar a los 130 soldados que en enero deben abandonar la localidad de Jablanica, donde serán sustituidos por tropas de Malaisia. En Mostar, las tropas españolas estarán expuestas al fuego cruzado de los combatientes, por lo que el riesgo será, como mínimo, tan alto como en Jablanica.

La localización del punto donde se instalará la nueva "base de patrullas" de los cascos azules está resultando muy compleja, pues los croatas pretenden utilizar a los españoles como escudo frente a los ataques de los musulmanes, situándolos junto a objetivos militares. Por el contrario, la ONU busca un emplazamiento en las afueras de la ciudad, lejos del alcance de los proyectiles.El barrio occidental de Mostar, bajo control croata, es en principio más seguro que el oriental, donde están cercados los musulmanes, ya que la capacidad artillera de los primeros es muy superior a la de los segundos. No obstante, los musulmanes responden siempre que pueden al fuego de sus vecinos.

Desde finales de agosto, una patrulla de blindados españoles, con una dotación de 30 hombres, permanece 24 horas al día en el barrio musulmán, tomando nota de las continuas violaciones del alto el fuego y prestando auxilio a las casi 50.000 personas sitiadas. La pasada semana los soldados españoles terminaron de habilitar el bajo de un edificio próximo al ayuntamiento, por lo que, al menos, ya no tienen que dormir en los blindados.

Ahora se trata de contar con un destacamento en el barrio occidental de Mostar, lo que incrementará sustancialmente la presencia española de la ciudad. La retirada española de la región de Bosnia bajo control musulmán (desde Jablanica a Kiseljak) obligará a los cascos azules españoles a concentrarse en la zona de Herzegovina que dominan los croatas. La nueva base no será más segura que la de Jablanica, más bien al contrario, pero estará mejor comunicada con los demás campamentos españoles (Medugorje y Dracevo), lo que facilitaría la evacuación en caso de necesidad.

El plan de paz elaborado por Naciones Unidas para Bosnia prevé que Mostar quede bajo la administración de la Unión Europea durante, al menos, dos años. De ponerse en práctica dicho plan, la responsabilidad principal de los servicios civiles de la ciudad correría a cargo de funcionarios alemanes, mientras que el orden público estaría en manos de soldados españoles.

La aplicación de este plan, sin embargo, corre peligro no sólo por el recrudecimiento de los combates, sino también por la pretensión serbia de dividir Sarajevo, en cuyo caso sería muy dificil mantener Mostar unido. El traslado del destacamento español a Mostar, siempre que se encuentre un emplazamiento adecuado, se producirá a finales de enero, cuando las tropas mala¡sias se hagan cargo de Jablanica.

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El actual contingente español en Bosnia, la Agrupación Madrid, permanecerá en la zona hasta la primavera. En abril debe producirse un nuevo relevo, que el Ejército de Tierra ya prepara, adiestrando soldados de la Brigada Mecanizada 21, con base en Cerro Muriano (Córdoba), y de la Brigada Mecanizada 11, con base en Botoa (Badajoz). Aunque la primera aportará el grueso del contingente, también participarán soldados de la División Acorazada Brunete.

Cansancio de García Vargas

Sin embargo, el ministro de Defensa, Julián García Vargas, insistió ayer, tras el funeral por el capitán Fernando Álvarez, muerto el sábado en Bosnia, en que no es seguro que España envíe un nuevo contingente a la zona. "Antes de enviar al siguiente relevo tendremos que estudiarlo a fondo y hablaremos todos en el seno de la UEO, la OTAN y con la ONU", dijo.

García Vargas admitió sentirse "un poco cansado", al igual que "una buena parte de la sociedad española y de la opinión pública, de que no se vean avances en la consecución del plan de paz", mientras siguen muriendo o hay heridos entre quienes intentan llevar la ayuda humanitaria. En el Ministerio de Defensa aumentan los partidarios de retirar las tropas de Bosnia si, acabado el invierno, no avanza el proceso de paz. Pero esta decisión difícilmente podría adoptarse sin acordarla con el Reino Unido y Francia, los dos países europeos con fuertes contingentes de cascos azules en Bosnia.

Respecto a la muerte del capitán Álvarez, García Vargas confirmó que la patrulla española fue tiroteada después de que una mina acabara con la vida del oficial y dejase malherido al sargento Jorge Fernández. Fuentes militares indicaron que la patrulla de reconocimiento, en la que iba un coronel canadiense, abrió fuego de respuesta, después de recibir disparos y escuchar una segunda explosión, tras la ocasionada por la mina.

Las mismas fuentes señalaron que, aunque la zona está bajo control de la Armija, el Ejército regular de mayoría musulmana, no puede descartarse que los agresores pertenecieran a la milicia croata, cuyas posiciones están a sólo 100 metros. El incidente se produjo en el túnel más próximo a la presa de Salokovac, que controla el nivel de las aguas en el río Neretva, por lo que desde la misma puede impedirse el uso de un trasbordador para cruzar el río Neretva, como pretende hacer la ONU mientras se repara el puente de Bijela.

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