Un bombo decide hoy quién irá a la ópera

18.000 melómanos entran en el sorteo de 3.783 abonos para la próxima temporada

Dinero, paciencia, suerte y picardía. Para ir a la ópera no basta con amar la música. Más de 18.000 aficionados se juegan hoy sus deseos de melómanos en un bombo que no suena. Para poder participar en el sorteo han tenido que rellenar una solicitud en la que deben señalar sus datos personales, las funciones a las que quieren asistir y la zona del teatro que desean ocupar. Sus peticiones, debidamente clasificadas, serán hoy sorteadas ante notario. Sólo habrá 3.783 agraciados. El resto tendrá que comprar, tras interminables colas, entradas como cualquier aficionado.

Las dificultades para ...

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Dinero, paciencia, suerte y picardía. Para ir a la ópera no basta con amar la música. Más de 18.000 aficionados se juegan hoy sus deseos de melómanos en un bombo que no suena. Para poder participar en el sorteo han tenido que rellenar una solicitud en la que deben señalar sus datos personales, las funciones a las que quieren asistir y la zona del teatro que desean ocupar. Sus peticiones, debidamente clasificadas, serán hoy sorteadas ante notario. Sólo habrá 3.783 agraciados. El resto tendrá que comprar, tras interminables colas, entradas como cualquier aficionado.

Las dificultades para llegar con posibilidades de éxito al sorteo comienzan el mismo día que se abre el plazo de inscripción. Como sólo se permite la recogida de un formulario por persona, bastantes melómanos se las ingenian para aumentar el número de sus papeletas. Por ejemplo, un matrimonio, que se niega a revelar su nombre, ha pasado los cinco días que dura el plazo de inscripción pidiendo a los transeúntes que caminaban por las proximidades del teatro que les recogieran un formulario. "Luego, los rellenamos con nombres de amigos nuestros que nos las ceden en caso de tocarles".Esta práctica origina la existencia de muchos solicitantes falsos que nunca irán a recoger sus abonos. El teatro de la Zarzuela se ve obligado entonces a ponerlos a la venta e, incluso, a realizar un segundo sorteo.

Reventas

Entre los solicitantes también se mezclan gran cantidad de reventas que ven en el sistema un fácil negocio. "Son una verdadera plaga", reconoce el jefe de comunicación del teatro, Ángel Barreda. Estos individuos presentan centenares de solicitudes, de las que una parte tendrán derecho a abono.

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Los precios de los abonos, para siete óperas, se sitúan entre el medio millón (los palcos para seis personas) y las 12.000 pesetas (dos butacas en los laterales del último piso). Los reventas venden los abonos logrados en el sorteo por el doble o triple de su precio. "Es una vergüenza. Yo me quedé el año pasado sin abono y ellos los tienen a docenas", asevera Margarita Martín, que este año volverá a intentar conseguir uno en el sorteo.

El teatro de la Zarzuela cuenta con 1.250 butacas. Cada obra es representada en cinco funciones. Los abonados ocupan el 80% del aforo en cada una de las veladas. El resto de las butacas se reparte gratuitamente entre personalidades y críticos. Las localidades no ocupadas, unas doscientas, se venden días antes del estreno. Estos billetes se pueden adquirir por un precio que oscila entre las 70.000 pesetas (palcos) y las 1.800 pesetas (laterales del tercer piso).

"Vienen por docenas y hasta contratan gente para ocupar las filas. Es increíble", asegura Mercedes Salinas, aficionada a la ópera. "Te amenazan como digas algo".

Los bolsillos menos afortunados, pero ávidos de arias, pueden optar por las llamadas entradas de escasa o nula visibilidad. Estas butacas dan derecho a observar las columnas y paredes del teatro. Se ponen unas cincuenta a la venta a 500 pesetas. En los tablones ni siquiera se refleja su existencia.

Los teatros nacionales contra la reventa

Los graves problemas que origina la existencia de reventas han obligado este año a los responsables de los cinco teatros nacionales de Madrid a poner a la venta, simultáneamente, todas las entradas el día 18 de enero. En el caso del teatro de la Zarzuela, ese día se pueden comprar entradas para los seis primeros programas: cuatro óperas (El cazador furtivo, de Von Weber; Eugenio Onieguin, de Chalkovski; Lucia di Lammermoor, de Donizetti, y Un ballo in maschera, de Verdi) y dos recitales líricos.Según Ángel Barreda, jefe de prensa del teatro de la Zarzuela, "se intenta así que los reventas no puedan copar todas las taquillas. Esperemos que resulte". Sin embargo, desde el Instituto Nacional de Artes Escénicas y Musicales se asegura que este sistema sólo está relacionado con la informatización de las taquillas. Este organismo sí reconoce que trabaja en la creación de una red de expendedores automáticos de localidades. Se prevé que el próximo año se puedan conseguir butacas de teatro con un sistema parecido al de los cajeros automáticos.

Según Barreda, "sólo se venderán dos entradas por tarjeta. En taquilla sólo se permite que una persona compre un máximo de dos butacas o un palco. Los reventas recurren a familiares y amigos para copar los primeros puestos de las colas ante las ventanillas.

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