Reportaje:

Los Jackson Five de Orense

El Coren posee un quinteto formado por "americanos" de raza negra

"Todo nos ha salido blanco" es la expresión favorita, en el vestuario del Coren Orense cuando se quiere indicar que las cosas no funcionaron bien. No se trata de una moda. Es más bien una necesidad. Por primera vez en el baloncesto español y, que se sepa, europeo, un equipo presenta un quinteto inicial formado por jugadores de origen estadounidense. Y, además, de raza negra.André Turner, Chandler Thompson, Jackie Johonson, Hoiward Wood y Brad Wright no forman un quinteto de jazz. Ni siquiera se pasan la vida en un autobús recorriendo el medio oeste americano integrados en cualquier equipo de l...

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"Todo nos ha salido blanco" es la expresión favorita, en el vestuario del Coren Orense cuando se quiere indicar que las cosas no funcionaron bien. No se trata de una moda. Es más bien una necesidad. Por primera vez en el baloncesto español y, que se sepa, europeo, un equipo presenta un quinteto inicial formado por jugadores de origen estadounidense. Y, además, de raza negra.André Turner, Chandler Thompson, Jackie Johonson, Hoiward Wood y Brad Wright no forman un quinteto de jazz. Ni siquiera se pasan la vida en un autobús recorriendo el medio oeste americano integrados en cualquier equipo de la CBA. Si acaso, alguien ha visto en ellos, con buen humor, a los Jackson Five de Orense. Túrner (Tennessee, 1964), Thompson (Indiana, 1970), Jolinson (Nueva York, 1965), Wood (Nueva York, 1958) y Wright (California, 11962), son el Coren Orense, séptimo clasificado de la Liga con cinco victorias, la última el sábado en Madrid ante el Estudiantes.

"Es una situación coyuntural", explica Tim Shea, su entrenador, blanco y neoyorquino, esposado con una lucense. "Hemos recibido muchas críticas, incluso un periodista sevillano nos definió como un equipo de Camerún. Y lo único que hemos hecho es tener tres americanos, como todos los demás conjuntos, y fichar, por razones económicas y técnicas, a otros dos que lo fueron pero que hace tiempo decidieron nacionalizarse españoles".

Jackie Johnson es uno de los que renunciaron a su pasaporte de EE UU. Hijo de padre americano (en su tiempo destinado en la base de Torrejón) y madre-madrileña, ha españolizado su nombre (Juan) y antepuesto su apellido materno (Espinosa). "Nada más llegar al Valladolid, que fue mi primer equipo aquí, solicité la nacionalidad española, que mi madre aún conserva. Por eso me la concedieron en un mes", declara el escolta.

James Howard Wood prefiere la paella. Descubierto para el baloncesto nacional por el Tizona Burgos, después recaló en Valencia (Pamesa y Lliriá), donde, después de casarse con una lugareña, piensa vivir cuando se retire. El 21 de julio de 1992 juró la

Constitución española y pasó a llamarse Jaume.

Brad Wright sigue la estela de sus por poco tiempo, ex compatriotas. Casado con una orensana, solicitó la nacionalidad española y sólo un defecto de forma le ha impedido empezar la temporada con licencia nacional. Tal vez la próxima deje hueco a un sexto americano, que aumente el galimatías ya considerable de los tiempos muertos.

"A veces empiezo en inglés y termino en español, o al revés, pero no es problema porque los americanos hablan español y casi todos los españoles entienden el inglés", comenta el técnico, quien, para completar el mosaico, eligió como ayudante al ex jugador John Washington, también estadounidense de raza negra. "Salir del Estudiantes ya es duro, pero si encima llegas aquí y te encuentras esto, el choque es fuerte al principio", reconoce Juan Aisa, que al igual que sus compañeros, utiliza, en clave de broma, zapatillas y calcetines negros en los partidos.

Los rivales del Coren no parecen, acusar tanto el choque psicológico como el puramente deportivo. "Es muy complicado jugar contra cinco americanos", advierte Nacho Azofra, base del Caja San Fernando. "Lo hacen muy fácil y llegan a descentrarte porque su principal virtud y su principal defecto es el mismo: la anarquía".

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