Los primeros datos otorgan la victoria a los liberales en las elecciones canadienses

Los 18,5 millones de electores canandienses convocados ayer a la urnas se volcaron en los 52.000 colegios electorales del país, en los que la afluencia fue masiva. Según las primeras estimaciones la participación podría superar el 75% registrado en la última elección general celebrada en 1988. Los canadienses están llamados a las urnas para elegir los 295 diputados del Parlamento y en consecuencia el Gobierno de la nación. Los primeros sondeos a pie de urna efectuados en la regiones más orientales del país indicaban un holgado triunfo liberal. Según las estimaciones de la Radiotelevisión ofici...

Los 18,5 millones de electores canandienses convocados ayer a la urnas se volcaron en los 52.000 colegios electorales del país, en los que la afluencia fue masiva. Según las primeras estimaciones la participación podría superar el 75% registrado en la última elección general celebrada en 1988. Los canadienses están llamados a las urnas para elegir los 295 diputados del Parlamento y en consecuencia el Gobierno de la nación. Los primeros sondeos a pie de urna efectuados en la regiones más orientales del país indicaban un holgado triunfo liberal. Según las estimaciones de la Radiotelevisión oficial, los liberales obtendrán la mayoría, pero era imposible establecer aún si lograrían rebasar los 148 diputados que garantizan la mayoría absoluta. En las provincia atlánticas, los liberales habrían obtenido 29 de los 32 escaños en liza, siempre según estimaciones."La noche electoral va a ser larga", reconocieron ayer fuentes del Partido Liberal. Su líder, Jean Chrétien, de 59 años, un federalista convencido, opuesto a las tesis secesionistas existentes en su provincia natal de Quebec, espera obtener una amplia mayoría que le permita gobernar en solitario, sin depender de unas afianzas que, en un principio, se presentan complicadas. Chrétien teme que una victoria corta en exceso genere un Gobierno débil, incapaz de acometer la crisis que vive el país.

Chrétien libra además una segunda batalla, no menos importante que la anterior: la de su propio escaño. Si no obtiene los votos necesarios para obtener el acta de diputado por la circunscripción de Saint Maurize, en Quebec, no sólo pondría en peligro su nombramiento como primer ministro, sino que confirmaría el fracaso de sus tesis partidarias de la unidad nacional frente a las que defiende el secesionista Bloque Quebequés.

El Bloque Quebequés, que se presenta tan sólo en las circunscripciones de la provincia francófona de Quebec, encabezado por el veterano líder Lucien Bouchard, aspira a convertirse en el primer partido de la oposición, con una proyección de 60 a 75 escaños. Esto lo situaría por delante del Partido Conservador, que posee representación nacional, de la todavía primera ministra, Kim Campbell, de 47 años, al que las encuestas auguran una catástrofe de dimensiones históricas.

'Partidos bisagra'

El partido de Bouchard, quien se muestra dispuesto a acudir a Ottawa con la bandera de Quebec, y el Partido Reformista, de Preston Manning, que ha conseguido escalar en los sondeos gracias a un mensaje populista en defensa del Oeste anglófono, pueden ser los más beneficiados de unos comicios adelantados que se celebran en medio de una grave crisis económica. Ambos aspiran a convertirse en una pieza esencial para la gobernabilidad de Canadá en el caso de que el Partido Liberal no alcance la ansiada mayoría absoluta. Los liberales de Chrétien tienen asegurado el respaldo de las provincias atlánticas y de Ontario, lo que les garantiza una mayoría relativa.La primera ministra, Kim Campbell, que accedió en junio al cargo en sustitución de Brian Mulroney puede verse apeada del liderazgo del Partido Conservador, si se confirma su descenso. Algunos conservadores abogaron por una alianza con los reformistas de Manning.