El líder desbarata la estrategia

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Los guerristas habían creído encontrar su espacio político e ideológico con vistas al próximo congreso federal del partido. Una vuelta al discurso de la izquierda les pareció conveniente a la vista de que en las elecciones del 6 de junio la victoria había venido al PSOE de la mano de los votantes de izquierda y con un discurso Claramente social.Además creían que el resultado de las elecciones gallegas les daba la razón: el discurso realizado por el candidato del PSOE gallego, Antolín Sánchez Presedo, de adscripción renovadora, dirigido a amplios sectores de la sociedad gallega, no ha tenido resultado dado que sus votos se fueron al Bloque Nacionalista Galego.

Pues bien, Felipe González no lo ve así y ayer convenció a la mayoría de los presentes en la clausura de la conferencia de Granada, que salieron entusiasmados.

Se comentaba con regocijo cómo González había entrado de nuevo en alusiones a la política de Borís Yeltsin, en respuesta a su ex amigo Alfonso Guerra. Este último, durante los incidentes de Moscú, comentó la pasividad de Europa ante el "bombardeo de un Parlamento". Felipe González aseguró ayer que no está entusiasmado con el presidente ruso ni con sus reformas, que le merecen muchas dudas, pero añadió que a su juicio se optó por lo menos malo, dado que Yeltsin había sido elegido en las urnas, en tanto que los parlamentarios atrincherados pertenecían al régimen anterior y, por tanto, sin legalidad democrática.

Aunque el sábado Alfonso Guerra hizo algunos guiños de conciliación, González sólo aludió a lo que no le había gustado de su intervención. Por primera vez, el número uno del PSOE no eludía la controversia y atacaba el meollo de lo que venía siendo la estrategia de los guerristas. Ante el mismo auditorio, ambos pelearon por sus posiciones y, según la mayoría de los dirigentes presentes, González convenció a los suyos -"que son todos"- e hizo tambalearse a los partidarios de Guerra.