GENTE

Carmen Alborch

Ministra de Cultura, se ha convertido en una de las principales impulsoras de la industria de la moda. El poco tiempo libre que queda en su agenda lo dedica a comprar, una de sus pasiones. Los diseñadores valencianos, especialmente Francis Montesinos o Enrique Lodares, la vistieron mientras vivía en esa ciudad. Madrid, una ciudad que la ministra conocía sólo de visita, empieza ya a ser un lugar plagado de rincones comunes, que, en su caso, son algunas de las tiendas más conocidas de la capital. Es fácil encontrarla a última hora de un sábado en las tiendas de la calle del Almirante, con...

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Ministra de Cultura, se ha convertido en una de las principales impulsoras de la industria de la moda. El poco tiempo libre que queda en su agenda lo dedica a comprar, una de sus pasiones. Los diseñadores valencianos, especialmente Francis Montesinos o Enrique Lodares, la vistieron mientras vivía en esa ciudad. Madrid, una ciudad que la ministra conocía sólo de visita, empieza ya a ser un lugar plagado de rincones comunes, que, en su caso, son algunas de las tiendas más conocidas de la capital. Es fácil encontrarla a última hora de un sábado en las tiendas de la calle del Almirante, conocida como la calle de la moda, y muy próxima al edificio de su ministerio. Tampoco es extraño verla salir de la tienda de Elena Benarroch y subir al coche oficial donde la espera el chófer cargada de zapatos de plataformas imposibles o adornados con grandes hebillas. Alborch, que es muy barroca en su forma de vestir, suele decir como explicación de su estilo y parafraseando a Moschino: "Si no puedes ser elegante, sé extravagante". Una vez resuelto el tema del armario, la ministra no se corta tampoco a la hora de visitar supermercados o tiendas de alimentación para llenar su nevera. Las actitudes cotidianas de Alborch en Valencia, donde dirigía el IVAM, pasaban inadvertidas, pero en Madrid, al menos por ahora, causan cierta sorpresa.

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