Entrevista:

"Europa debe recortar el Estado de bienestar para abrir sus fronteras."

Director general de la patronal italiana Confindustria, Cipolletta explica las ventajas del pacto social italiano. Es partidario de recortar el Estado de bienestar para hacer una Europa más competitiva y abierta y aboga por una mayor bajada de tipos de interés.

Cipolletta fue "desgraciadamente", como él dice, "profeta" en su tierra. Ya en 1987, en pleno boom italiano, advirtió sobre el peligro de bajar la guardia ante unas instituciones que se tambaleaban. Ahora, tras la limpieza política, la devaluación. de la lira y el pacto social que ha acabado con la viciada escala móvil (ajuste au...

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Director general de la patronal italiana Confindustria, Cipolletta explica las ventajas del pacto social italiano. Es partidario de recortar el Estado de bienestar para hacer una Europa más competitiva y abierta y aboga por una mayor bajada de tipos de interés.

Cipolletta fue "desgraciadamente", como él dice, "profeta" en su tierra. Ya en 1987, en pleno boom italiano, advirtió sobre el peligro de bajar la guardia ante unas instituciones que se tambaleaban. Ahora, tras la limpieza política, la devaluación. de la lira y el pacto social que ha acabado con la viciada escala móvil (ajuste automático de los salarios a la inflación), Cipolletta cree que lo peor ha pasado y que Italia entrará en una nueva fase de credibilidad y expansión en la segunda mitad de los noventa. El director de Confindustria, la patronal más importante en Italia, estuvo hace pocos días en Madrid para pronunciar una conferencia en el Instituto Italiano de Cultura.

Pregunta. España se encuentra ahora en el trance de sacar adelante un pacto social por el empleo. ¿Qué se puede aprender de la experiencia italiana?

Respuesta. En Italia conseguimos un pacto social en julio de 1993 tras dos años de costosas negociaciones. No se alcanzó sólo por la exigencia de hacer una política de rentas, sino porque en Italia teníamos un sistema de contratación que generaba inflación. Así sucedió durante años: Los salarios se ajustaban automáticamente a la inflación y esto a su vez presionaba los precios, lo que volvía a requerir un ajuste de salarios. Las empresas italianas iban perdiendo competitividad. Con el pacto, ahora sindicatos y empresarios se reunen dos veces al año para fijar los aumentos salariales en función de la inflación y de la política macroeconómica del Gobierno.

P. Italia es uno de los pocos países europeos con perspectivas de crecimiento. ¿Cómo ha contribuido el pacto?

R. Es pronto para valorar los efectos. Pero por el momento, parece que el acuerdo ha tenido éxito: La inflación está bajo control a pesar de la devaluación en un 20% de la lira. Esto nos está permitiendo ganar competitividad, aumentar las exportaciones... Creo que, lo peor ha pasado.

P. ¿Qué medidas pueden tomar otros países para superar la recesión?

R. Está claro que Europa debe bajar más los tipos de interés. Estamos en recesión y no hay razón para que las tasas reales estén en unos niveles tan elevados. El caso alemán es una cuestión aparte. El resto debe aprovechar la mayor flexibilidad de las bandas dentro del Sistema Monetario Europeo.

P. ¿Debe Europa preservar su Estado de bienestar? ¿Es compatible con la apertura comercial?

R. Si Europa opta por defender el Estado de bienestar debe cerrar sus fronteras. Si decide abrirlas, no hay más remedio que reducirlo. En Europa el gasto público representa entre el 45% y el 50% del producto interior bruto, mientras que en Estados Unidos representa el 33% y en Japón el 30%. En Europa trabaja el 40% de la población, en EE UU el 47% y en Japón el 50%. Es decir, Europa tiene un gasto público muy grande para mantener un gran número de personas sin trabajo. Si lo que queremos es competir y ser capaces de crear empleo en el futuro, hay que recortar el gasto social. Es una opción difícil en el corto plazo, pero no se puede mirar al futuro pensando en lo que perdemos sino en lo que ganamos.

P. ¿Cree que hay voluntad política para eliminar las barreras comerciales?

R. Los políticos tendrán el valor para hacerlo porque no hay otra salida. Por eso es importante negociar un buen acuerdo del GATT [Acuerdo General de Aranceles y Comercio].

P. ¿Cómo se equilibrarán los distintos modelos sociales en competencia?

R. La liberalización de los mercados debe ir acompañada de una mejora de las condiciones sociales en los países en vías de desarrollo. Este requisito se puede recoger en las normas que vigilen la lealtad del comercio. Hay que dar una oportunidad a, los países en vías de desarrollo. Occidente debe apoyar la mejora en las condiciones sociales de los países menos ricos. Tiene que haber un acercamiento de los modelos. Algo tan importante como esto no puede ser frenado por unos cuantos agricultores franceses.

P. ¿Están los Doce suficientemente unidos para hacer frente a estos importantes retos?

R. Es la primera vez en la historia que doce países tratan de crear un estado unido. Lograr una Europa con consenso es un proceso muy largo y difícil. Habrá momentos en los que se avance y otros en los que se retroceda. Desgraciadamente, con la recesión que atravesamos, predominan los retrocesos.

P. ¿Es necesario revisar el Tratado de Maastricht para calmar los ánimos?

R. Mantricht se revisará pero tampoco mucho. La moneda única debe crearse para facilitar el funcionamiento del mercado común. Para ello sería bueno afianzar la unión política y crear un banco central europeo. Quizás haya que esperar más años de lo previsto. La integración europea se ha retrasado con la caída del muro de Berlín. La reunificación ha tenido unas consecuencias económicas impredecibles. Pero si el precio de algo tan importante es un retraso en la unión europea, merece la pena.

P. ¿Qué lecciones debe aprender Europa de la crisis del SME?

R. Nos ha quedado claro que si se hacen políticas monetarias con objetivos nacionales, no se alcanzará la Unión Económica y Monetaria. Ha sido, un error de todos y no sólo de Alemania. Es más, Alemania fue el primer país que propuso revaluar el marco poco después de la reunificación, pero el resto nos negamos. Yo creo que hay que fijarse un objetivo más lejano, de pasar directamente a la UEM. Lo que está claro es que la moneda representa una unidad nacional. Si tenemos una moneda única tendremos una identidad nacional europea. La gente necesita señas más visibles para que nazca una cultura europea y la moneda es una de ellas.

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